Las lagartijas coludas de Arizona
todas son hembras
Referencias
Manuel
Esparza
Este artículo no tiene nada que ver con el sheriff del
condado de Maricopa, Joe Arpaio y su xenofobia, sino de un peligro que repta en las
noticias amenazando acabar con la familia: la ideología llamada de género que
tiene en ascuas a las derechas del país y a la casta clerical. Efectivamente el obispo de la prelatura de Cancún-Chetumal, Pedro Pablo Elizondo
Cárdenas, afirmó recientemente que esa ideología es la eliminación de los
sexos, eres hombre o mujer, tú escoges, porque es una cosa cultural (La
Jornada, octubre 13, 2016). "El gran enemigo del
matrimonio es la ideología de género", había dicho antes el papa Francisco
en su visita a Tiflis, Georgia (http://www.elnuevosiglo.com.co/articulos/10-2016-ideologia-de-genero-amenaza-el-matrimonio; El
feminismo radical y la ideología de género en Jorge Pérez 18 Feb 201;http://www.almomento.mx/el-feminismo-radical-y-la-ideologia-de-genero/).
Esa clase de lagartijas, que se dan también en Nuevo México y en el norte de
México tienen la peculiaridad de no necesitar macho para reproducirse, y para
lograr clonarse así mismas tienen un cerero bisexual. Las hormonas en su
cerebro crean la conducta de cópula propia de los dos géneros en una misma
lagartija. Este fenómeno conocido como partenogénesis se da en otras muchas
especies que no necesitan de reproducción sexuada. Ya podrán dos lagartijas
revolcarse y simular que se están apareando, el sexo lo determina su cerebro.
Simone de Beauvoir en su libro El segundo sexo (1949) escribió que ¨una no nace mujer, se hace¨ lo cual ha sido interpretado por
ciertas corrientes en el sentido de que la conducta del hombre o de la mujer es
impuesta desde el exterior. Para 1974 se cuestionó científicamente que la
conducta de género fuera impuesta por lo padres, la sociedad y la cultura. Fue
el caso de dos docenas de niñas en Las Salinas, República Dominicana, que
fueron educadas y vestidas como tales, que desarrollaban genitales femeninos,
pero que en la pubertad desarrollaban penes, los labios de las vulvas se
volvían escrotos con testículos, las voces cambiaban de tono, desarrollaban
musculatura. Su conducta también cambiaba, caminaban como hombres, jugaban con
muchachos de su edad y comenzaban a buscar mujeres: la mayoría se casaba y
algunas tenían hijos.
Por los mismos 70s se hizo popular la
frase de identidad de género propuesta por una corriente en psicología que
defendía que tratándose de género los bebés nacían como tablas rasas y que los
patrones de la conducta masculina y femenina pueden ser modificados, que casi
todas las diferencias son culturalmente determinadas y por lo tanto opcionales.
La
explicación científica del caso de las niñas vueltas hombres, que además se ha
repetido en Las Salinas por generaciones indicando su origen genético, está
fuera del límite de este artículo (Science 27 Dec. 1974:Vol. 186:1213-1215), pero, en
resumen, se acepta que en esos casos como en otros de pseudohermafroditismo,
que esas niñas siempre fueron hombres, no importa qué dijeran sus genitales y
que toda la socialización del mundo no bastaría para cambiar eso. Es el
cerebro, como en las lagartijas, el que determina principalmente el sexo. La conducta de género está implantada en nuestros
cerebros por la acción de las hormonas. Una molécula,
una hormona en acción o bloqueada en los varios momentos de la gestación afecta
no sólo los genitales sino el camino que tomarán algunas de nuestras más
importantes conductas que tendremos tarde en la vida. Desde esta perspectiva la
identidad de género y la orientación sexual están determinadas por la
interacción entre las hormonas sexuales
y el cerebro en desarrollo. El cerebro tiene la capacidad intrínseca para
expresar conductas homosexuales, transgénero, bisexuales. El hombre que es
atraído por otros hombres pero actúa y siente como hombre es ciertamente un
hombre, sólo que tiene el cerebro de un homosexual. (Swaab, D F ¨Sexual differentiation of the human brain: relevance for
gender identity, transsexualism and sexual orientation¨, Gynecological Endocrinology,
2004, Vol. 19:31).
¿De
dónde sacarán, que este tipo de información lleva a los niños a pensar que
pueden escoger el sexo que quieran?
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