domingo, 3 de diciembre de 2023

 

 Debemos sentir la rabia y la impotencia de ver ante nuestros ojos un genocidio. Ser judío es pertenece a una religión, ser sionista es ser anexionista, tratar a los enemigos como animales, justificar sus crímenes con lo que han inventado: que una deidad los escogió y les dio ese territorio. Por eso SIONISMUS DELENDUS EST.

                                             ¿No habrá un solo justo en Israel?

Manuel Esparza

—¿Vas a destruir a los inocentes junto con los culpables? Tal vez haya cincuenta personas inocentes en la ciudad. A pesar de eso, ¿destruirás la ciudad y no la perdonarás por esos cincuenta?  ¡No es posible que hagas eso de matar al inocente junto con el culpable, como si los dos hubieran cometido los mismos pecados! ¡No hagas eso!

—Hasta por esos diez, no destruiré la ciudad (Genesis 18: 32).

Pero el cruel innombrable (YHWH), el Huitzilopochtli de los judíos pues, no halló ni un solo justo. Ante la inminente destrucción una víctima suplica:

No puedo escapar al monte, no sea que el desastre me alcance, y muera.  Ahora he aquí, esta ciudad está bastante cerca para huir a ella, y es pequeña. Te ruego que me dejes huir allá para salvar mi vida. 

Y él le respondió: He aquí, te concedo también esta petición de no destruir la ciudad de que has hablado.  Date prisa, escapa allá, porque nada puedo hacer hasta que llegues allí. (Génesis 19).

Y la estampida de cientos de miles del norte al sur comenzó a pesar de los rayos destructores que caían. Entonces el tal Vengador desde los cielos contempla a los humanos para ver si hay algún sensato que lo busque. Pero todos se han pervertido, sé han corrompido sin excepción; no hay quien haga el bien, ni uno solo (Salmo 143: 2-3).

Un cronista desde Grecia (Corinto) confirmó la matazón sin que ninguno se compadeciera y clamara por la paz:

Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; Su boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre; Quebranto y desventura hay en sus caminos; Y no conocieron camino de paz (Romanos 3:1-31). 

¿Paz? A l contrario, los que toman el bastón de mando del Señor de los sionistas exhortan a los suyos:

 Recuerda lo que te hicieron cuando estabas cansado y fatigado, salieron a tu encuentro y atacaron por la espalda a todos los rezagados. ¡No tuvieron temor de Dios! Por eso, cuando el Señor tu Dios te dé la victoria sobre todas las naciones enemigas que rodean la tierra que él te da como herencia, borrarás para siempre el recuerdo de los descendientes palestinos. ¡No lo olvides!

Por tanto, cuando Jehová tu Dios te dé descanso de todos tus enemigos alrededor, en la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad para que la poseas, borrarás la memoria de Palestina debajo del cielo; no lo olvides. (Deuteronomio 25: 16-19).

El sanguinario lugarteniente de la cruel deidad da la orden para que no pare el nuevo holocausto:

Ahora vayan y hiéranlos y destruyan absolutamente todo lo que tengan y no los perdonen, pero mátenlos, tanto a hombres como a mujeres, infantes y lactantes, bueyes y ovejas, camellos y burros”, Netanyahu, citando a Samuel 15:3. 

Ante tragedia en vivo de miles y miles de masacrados, ¿no habrá un solo justo entre los sionistas que acabe con tanta maldición, que aplique la ley judía:  Al que lesione a su prójimo se le infligirá el mismo daño que haya causado:  fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente. Sufrirá en carne propia el mismo daño que haya causado. Una sola ley regirá, tanto para el nativo como para el extranjero. Yo soy el Señor su Dios (Levítico 24: 19-22).

Es tanta la impotencia a nivel individual ante el genocidio en proceso y a todo color que es inevitable desear que un solo “terrorista” mero judío mande a Netanyahu al Seol hebreo, mejor al Iztepetl azteca donde el genocida tendrá que sufrir el desgarramiento de pedernales filosos (Terce nivel del Mictlán).

Sin embargo, los otros que sí pueden hacer algo son corresponsables por omisión. Es el caso tristemente de México que parece haber optado por mirar a otro lado excusándose por estar atendiendo la devastación de Acapulco. Ni siquiera se ha atrevido a antagonizar a Estados Unidos el principal homicida trayendo al embajador de Israel a México. Qué manera de terminar una epopeya de logros en el sexenio, a pesar de las fallas, con esa mancha de complicidad con el exterminio de un pueblo.

Oaxaca, noviembre 3, 2023