jueves, 25 de julio de 2013

Nahamad y la Teología de la Liberación


¿Teología de la Liberación o liberación de todas las teologías?

Manuel Esparza

Un campo fértil donde impactó el marxismo en la mitad del siglo pasado, fue en el de la religión. Desde fin del Concilio en 1965, y dadas las directrices de la Conferencia de Medellín, la iglesia de América Latina tuvo que confrontar la realidad social de enormes poblaciones. Pronto se consolidó una fuerte orientación hacia una ¨opción preferencial por los pobres¨ y una voluntad comprometida a luchar contra la injusticia. En algunos sectores clericales quedó relegado el providencialismo y la sumisión a las estructuras del poder. El prometido futuro paradisíaco dejó de ser una esperanza  mientras no se lograra su realización ya en este mundo.

   ¿Por qué hubo tanta oposición a esa nueva corriente de parte de la jerarquía y de un vasto espectro de la población creyente católica? Mucho se ha escrito sobre el particular, pero un argumento favorito fue que ese modo de reflexionar la realidad social y sus consecuencias era materialista, no consideraba la intervención divina en los asuntos humanos y por tanto el magisterio de la iglesia, depositario de la revelación, quedaba relegado[1].  A la lucha contra el materialismo en su forma moderna comunista  de parte de los regímenes capitalistas y de la Iglesia en alianza con ellos, se añadía ahora la acusación de que esa reflexión sobre  las realidades sociales era atea. La oposición a la llamada Teología de la Liberación la encabezaron los mismos papas y muy señaladamente el Prefecto para la Doctrina de la Fe Joseph Ratzinger. Se llegó a prohibir la enseñanza en universidades católicas a notables teólogos, se les censuraron sus escritos, algunos prefirieron el estado laico y quitarse de encima la jurisdicción eclesiástica.

         En el análisis de un connotado teólogo iniciador entre otros de la Teología de  la Liberación, el jesuita uruguayo Juan Luis Segundo, el pensamiento teológico pertenece a la ¨superestructura.¨ Lejos quedaba entonces la concepción de que la teología era la reina de la filosofía y de las otras ciencias. Ya no es ella la  que determina  el contenido de la doctrina y la moralidad de la acción social, sino que la praxis marxista es la que determina  la teología. En el análisis marxista, entonces, la teología se vuelve la superestructura dependiente, es decir, ideología. Para Segundo ¨una opción política de cambio en pro de la liberación es un elemento intrínseco y desideologizador de la fe”[2]  Los principios en los que se basa la teología son los de la revelación, y a ésta se asiente por medio de la fe, pero si de lo que se trata es de desideologizar la fe, quitar la ¨falsa conciencia¨, entonces no es sólo la teología cristiana la que se pone en tela de juicio sino toda teología como expresión sistematizada o no de las diversas creencias en las culturas humanas.

         A la crítica a la Teología de la Liberación, en concreto por las ideas de Juan Luis Segundo, se han alzado varias voces de los mismos compañeros jesuitas  y hasta de antropólogos. Paso ahora a comentar las afirmaciones de uno de estos últimos, Salomón Nahmad contra la obra evangelizadora de la Iglesia católica e ¨iglesias evangélicas¨ en México[3].

         El autor parte de entrada con el supuesto de que lo que se ha hecho desde la conquista hasta el presente es un etnocidio en contra ¨de las religiones propias de los pueblos originarios en México y Mesoamérica.¨ Cómo se logró eso, se pregunta el autor como tema central de un largo ensayo con apéndices y fotos de cuando era joven. Él mismo se responde: La globalización económica y cultural que experimentamos pide una ¨homogenización religiosa de carácter monoteísta¨ que se manifiesta actualmente por ¨la adecuación del discurso religioso al control, tutela y manejo de los pueblos indígenas por las iglesias.¨ La tutela de la iglesia, sigue explicando, se da en las relaciones de los individuos y  los pueblos con el Estado y la sociedad nacional.

         Uno se pregunta si ¿la iglesia en México tiene tal papel de mediación? El autor dice que sí porque es constante la dominación y control de los pueblos indígenas por ser la católica  ¨Iglesia de Estado.¨

         Vuelve el autor al tema del etnocidio que se inició en el siglo XVI y ¨continúa hasta nuestro días con otros argumentos  de carácter reivindicativo como la Teología de la Liberación.¨  Y explica que ésta teología ¨no es otra que la continuidad de la evangelización católica a finales del siglo XX y principios del XXI¨. Pasa  a decir que en esa modalidad  ¨se manifiesta igualmente un fundamentalismo cristiano, conservadurismo ritual (como) reacción contra el desmoronamiento del ritual (sic) tradicional bajo pretexto de modernización.¨ Se continúa así una persecución contra todas las formas religiosas  que no sean ¨de corte europeo¨ y para ello cuenta la Iglesia con ¨el apoyo de la democracia cristiana  europea y norteamericana, las cuales financian la continuidad del proceso evangelizador de la Iglesia católica.¨ El dominio totalitario de la Iglesia no fue cosa del pasado, aún se practica ¨con la benevolencia del gobierno federal y los gobiernos estatales(…) esto sucede día con día en México, a causa de los valores cristianos (sic) que promueve tácita y tácticamente el Estado (sic).¨ 

         ¨La Teología de la Liberación es únicamente un arma de misión (…) para que la permanencia y la doctrina de la Iglesia católica se asienten de manera más sólida en tierras americanas. Su concomitancia con una ´causa de liberación´ es sólo un factor circunstancial y no esencial¨. Así escribe  Nahamad haciendo suya una cita del  boliviano  Fernando Mamani Flores.
          Si  en México ha sido siempre la católica la religión del Estado, no se entiende cómo el autor acepte que en siglo XIX y después de la Revolución del 1910 se estableció una separación de Iglesia y Estado: ¨por ello México se mantenía como un país eminentemente laico.¨ Todo eso, sin embargo, añade, ha cambiado en los últimos 25 años con una contrarreforma religiosa contra el laicismo. Este concepto le da pie a Nahamad para citar a un autor  que explica los problemas del laicismo en educación de Bolivia con las llamadas escuelas de convenio (subvención estatal a escuelas confesionales) diciendo que este tipo de arreglo ¨es lo que yo (Nahamad) denomino tutela moderna de la Iglesia  católica¨ pero curiosamente añade que la Iglesia ¨manipulan (sic) la laicidad del Estado, por medio de la Teología de la Liberación, de modo que el fin último del ´laicismo no es independizar al Estado de la Iglesia católica, sino de todas las religiones incluyendo de los  pueblos indígenas.´¨    El modo de citar de Nahamad obliga a uno a averiguar qué es lo que cita de otros autores y qué es lo que es de él. En esta última cita que escribo con énfasis añadido, es de  Oscar Garrido  pero Nahamad omite el contexto que defiende aquel autor  acerca de lo que debe ser la laicidad, no sólo la separación del Estado de la religión católica sino de todas las demás:
                                 
En la medida en que no existe una religión apoyada por el Estado, no es admisible ni las escoltas militares en las procesiones, ni los ministros comulgando en actos oficiales, los crucifijos y biblias en los juramentos de autoridades designadas, pero tampoco la presencia oficial en entradas folclóricas a devoción de la Virgen del Socavón, de la de Urkupiña o de Jesús del Gran Poder, los ritos aymarás que se celebran en el palacio de gobierno, los matrimonios bajo ritual aymara financiados por el estado desde el ministerio de descolonización. Laicismo no es independizar al estado de la iglesia católica sino de todas las religiones incluso de las indígenas.¨ (Oscar Garrido, ¨Laicismo a la boliviana,¨ Enero 30, 2011,  http://www.katari.org/archives/643).




Siguiendo con el tema del laicismo se cita a Michaelangelo Bovero y de nuevo no se sabe si es de Nahamad o de ese autor la defensa del politeísmo: ¨el politeísmo expresado en las más diversa formas continúa y continuará vigente en el futuro y aquellos que lo conciben tienen todo el derecho de hacerlo y expresar ritualmente sus creencias: tienen tanto derecho como el más radical monoteísta.¨ No se especifica si ese derecho se ejerce en público o en privado, en las escuelas, y cómo debe un Estado laico protegerlo. Se añade que en México ¨se da día con día¨  una imposición ¨imperdonable¨ contra el politéismo ¨a causa de los valores cristianos que promueve tácita y tácticamente el Estado.¨ Esto lo deja a uno perplejo pues no se dice qué valores cristianos promueve el Estado, ¿los de igualdad universal, de justicia? o ¿éstos no son cristianos? ¿Todos los valores cristianos son contra los derechos humanos, los de las minorías étnicas?  Eso de que el estado día con día promueve valores cristianos lo contradice el mismo Nahmad diciendo que ¨Mi hipótesis es que el gobierno mexicano había avanzado en la política indigenista, superando todo el proceso de la evangelización católica…¨ Él debía saber mejor por haber trabajado por décadas  como artífice de la política indigenista oficial.

         Nahamad se congratula de que por la acción de los antropólogos se hubiera logrado cancelar el convenio entre el ILV y la SEP en 1979 poniendo punto final  a sus labores proselitistas, pero resiente que no se haya logrado lo mismo con la religión católica: ¨Esta sigue apareciendo, desde mi punto de vista, como la religión del Estado (…) la jerarquía se ha consolidado y ha afectado a los pueblos indígenas con la presión de la nueva evangelización, instrumentada por la Teología  de la Liberación en la zonas interétnicas(…).¨

   No parece tener Nahamad muy claro cuál era el régimen colonial. La religión de Estado en México era parte integral del gobierno colonial. La relación de cooperación entre las dos entidades se daba por medio del privilegio de fuero del clero y por el apoyo que la corona tuvo al derecho canónico. El fuero significaba exención de los eclesiásticos de ser juzgados y sentenciados por jueces civiles, y el de canon protegía a los eclesiásticos de cualquier castigo físico que incluía arresto, tortura, encarcelamiento y pena de muerte.  Y aun a pesar  del patronato inicial por medio del cual el rey ayudaba a la difusión  del cristianismo manteniendo a la Iglesia y ésta en cambio aceptando la intromisión real en asuntos eclesiásticos, pronto la corona se adjudicó el papel de vicario y patrón por encima de la autoridad eclesiástica. El rey llegó a ser el Vice-Dios. Hasta el siglo XVIII la política de los Ausburgos respecto a los privilegios y autoridad de la Iglesia era que la Iglesia y el Estado eran socios iguales y dependientes uno del otro (las dos espadas).[1] Era así que la autoridad  eclesiástica y la secular marchaban paralelas en donde los límites de cada una de las jurisdicciones se confundían. Lo que sí era claro era que la autoridad de la Iglesia era apoyada por el poder del estado. No era sólo el relajamiento a la autoridad civil en casos de confesiones forzadas por  medio del tormento y de pena de muerte, sino el hacer cumplir  prescripciones de la Iglesia como el diezmo o el cumplimiento  de los sacramentos por medio del brazo secular.

    ¿En dónde se da entonces que la religión del estado mexicano actual sea la católica? El que electoreramente el Estado se haga de la vista gorda y no prohíba consagraciones religiosas públicas y se deje retratar en las conferencias episcopales anuales, no significa ser un estado confesional.

   Nahamad da la impresión de que para probar el supuesto de que se continúa con un etnocidio contra los pueblos originarios por medio de una Iglesia homogeneizante que en su modalidad moderna usa la Teología  de  la Liberación  como  arma de misión, necesita ¨homogeneizar¨ al clero y opinar falsamente que la tal teología es aceptada y usada tanto por la jerarquía como por el resto de los eclesiásticos. Y para añadir visos de veracidad académica  a la universalidad de la ofensiva eclesiástica contra las expresiones religiosas de los pueblos originarios enuncia en una apartado: ¨El apoyo de las diversas órdenes católicas para fortalecer esta estrategia (los jesuitas, los dominicos, etcétera).¨ Y en un apéndice llamado ¨La Iglesia paralela en México¨ copia sin decir la fuente a Juan Manuel Beltrán, un periodista de Televisa, que usando información de las agencias de seguridad de Gobernación, enumera las casas de clérigos en México y sus funciones. Esa cita de Beltrán es a su vez parte de un largo libelo contra la Iglesia y en concreto contra los jesuitas mexicanos de Luciano F. Correa Sagavia asociado en varias fuentes con la Universidad La Salle. El título del panfleto es Sobre las universidades jesuitas y sus directivos. Documentos para un retazo de historia, México, 2000 (sin editorial). El proemio  da una idea del contenido del resto:
                       
                
NUESTROS MOTIVOS: La paralización y saqueo de la Universidad Nacional Autónoma de México por más de nueve meses, seis años de ocupación de una parte de Chiapas por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, las emboscadas terroristas del Ejército Popular Revolucionario y del Ejército Popular Revolucionario Independiente en Guerrero, la presencia de grupos armados clandestinos en 16 estados del país señalada recientemente por la Secretaria de la Defensa, el ir y venir de los enmascarados del EZLN incitando a levantamientos como el suyo, la escalada del crimen organizado en delitos con repercusión político-económica como invasiones, homicidios y secuestros y la zozobra en que viven las familias constantemente amenazadas, son sólo las manifestaciones más visibles y violentas de una extensa conspiración contra un Estado Mexicano que ejerce cada vez menos su soberanía, que se sabe desbordado por fuerzas que escapan al sistema, que vive sujeto a chantajes partidarios y extrapartidarios y, lo que es peor, que ignora o finge ignorar cuáles son las verdadera raíces de tan intensa subversión.

Y ¿cuáles son estas? Años de estudio sobre la cuestión nos llevan a la conclusión de que el foco conspirativo contra México se encuentra en la alianza de los nuevos marxistas con los teólogos de la liberación cuyo motor y cerebro son los Nuevos Jesuitas. De eso trata este libro en su segunda edición corregida y aumentada[5].


 

No deja de llamar la atención que alguien con una larga trayectoria indigenista en su carrera, asesor de los zapatistas, coautor de la ley de Derechos Indígenas de Oaxaca se pueda asociar con el ala más reaccionaria política del país, esa que ve comunistas en toda oposición, la de Jorge Serrano Limón, la Lefevrista y la de demás compañeros de viaje suspirantes por un estado confesional a la medida de los yunkistas.[1]

         Cuando Nahamad expresa su deseo de que el Colegio de Etnólogos y Antropólogos Sociales logre hacer a la religión católica lo que lograron expulsando a los  del ILV, revela algo más que una supuesta  defensa de las religiones que llama originales, es un paternalismo ignorante de lo que son los indígenas. Toda la diatriba contra la imposición de la religión de los conquistadores continuada durante más de 500 años, habla de esos pobres indios que se han dejado subyugar y engañar desde el primer intento de evangelizarlos hasta esta segunda arremetida por medio de la nefasta ¨arma de  misión¨ que llaman Teología de la Liberación. En todo esto no se le ha preguntado a la población indígena si estaría de acuerdo en que la Iglesia perdiera colegios, dispensarios, casas de refugio a migrantes, templos y conventos que los indígenas contribuyeron a hacer como perdieron los del ILV sus instalaciones. En todo esto no se ha preguntado a los practicantes de una religión hibrida colonial si quisieran regresar a sus prácticas religiosas prehispánicas y dejar mayordomías, procesiones, rezos y toda manifestación a sus santos y de paso dejar de ser catequistas y diáconos de una Iglesia que ellos consideran más autóctona que la romana. A este propósito hay que recordar que el obispo Samuel Ruiz negó que en este continente la Teología de la Liberación sea lo mismo que la Teología India que ¨es una reflexión de los indígenas sobre su fe que no ha tenido contacto con la corriente teológica de la liberación.¨[2] Ojalá Nahamad hubiera profundizado más en este concepto de ¨sabiduría¨´ india que parece no entender fuera de citar dos libros sobre el tema. En el fondo la idea es que no se necesitó de ninguna primera evangelización pues ya los indígenas conocían a la divinidad por medio de su propia cultura; en el presente  la reflexión india es desde los parámetros de la religión que tenga cada grupo cultural. En su forma radical lógica se estaría aceptando que toda forma de creencia, monoteísta o politeísta, sincrética en cualquier grado, es tan válida como la religión católica y se puede expresar en el idioma de cada grupo y con los rituales propios ya sea en templos o en lugares considerados sagrados. Esto hubiera sido en favor del argumento de Nahamad sobre la defensa de la religiosidad de los pueblos originarios, pero ya no funcionaría su proposición de que hay una consigna para evangelizar a como dé lugar a los indígenas pasando por encima de sus creencias propias, ni afirmar  que la religión católica es la del Estado, ni menos acompañarse del ala más retrógada de los católicos para tratar de probar sus afirmaciones.

                   A manera de explicación personal, la segunda parte del título de esta crítica al ensayo de Nahamad: ¨¿Teología de la liberación? o ¿liberación de todas las teologías?¨ quiere resumir mi posición a cerca de todas las religiones sin dejar de  señalar los crímenes que una ideología religiosa puede llevar a cabo. Parto de la afirmación que en todas las culturas se dan conceptos religiosos, que ese hecho es un universal. Que las expresiones y creencias religiosas diversas no son unas verdaderas y otras no, todas son expresiones de un conocimiento que trasciende la realidad comprobable, todas aceptan en un grado u otro una fe o confianza  en la autoridad que trasmite explicaciones de todo eso que no se acaba de entender, ni comprobar. Entonces, cada cultura, cada individuo tiene derecho a creer o dejar de creer lo que le convenga y quiera sin que nadie lo obligue.

         Otro punto es si nuestra mente puede indagar qué tanto de esa creencia recibida por la autoridad de la tradición o de una supuesta revelación es consistente con la cruda realidad que se nos impone. No se trata de si son buenos o malos los principios en que se basa la creencia religiosa, sino de cotejarlos con lo que experimentamos conforme está hecha la mente humana. Abrirse a la posibilidad de un falso conocimiento de la realidad debido a principios de fe en una autoridad, nos hace más humanos, más conforme a  la naturaleza inquisitiva con la que estamos dotados. Eso es para mí la liberación de todas las ideologías hasta donde es posible dada precisamente esa naturaleza que no puede y a veces no quiere intentar de indagar la realidad.

   Un grupo reducido de la Iglesia ha optado por desidiologizar su religión, en diferentes grados han echado en la balanza la causa de los injustamente empobrecidos en vez de esperar resignadamente una compensación ultramundana. ¿Es eso reprobable? Francamente al leer el ensayo de Nahamad queda uno con la impresión de que está escrito por un  suspirante de un pasado étnico eterno pero sólo como pretexto para fijar una postura intolerante hacia la misma religión que practica la mayoría indígena. 

esparzacamargo@hotmail.com

 



[1] Después de la primera explosión de escritos sobre la Teología de la Liberación se siguieron muchas reflexiones sobre otros tipos de liberación, por ejemplo, entre otros muchos,  Roberto Oliveros Maqueo, Liberación de la teología, México, ediciones CRT, 1977; Juan José Tamayo, Juan Boasch (eds.) Panorama de la teología latinoamericana, España, Editorial Verbo Divino, 2001.
[2] Segundo, Liberación de la Teología, Lohle, Buenos Aires, 1975:111 citado en Alfredo Sáenz Reseña del libro de  P. Bojorge Teologías deicidas, Madrid, 2000 en http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:http://www.horaciobojorge.org/segundo.html.
[3] Salomón Nahamad ¨Continuidad de la evangelización en el siglo XXI: el caso de los wixárikas (huicholes), coras y ayüük jääy (mixes), Oaxaca, Cuadernos del Sur, Núm 33, julio-diciembre 2012:21-51.
[4]Ver Nancy Farriss Crown and Clergy in Colonial Mexico 1759-1821, The crisis of Ecclesiastical Privilege, University of London, The Athlon Press, 1968: passim.
[6] La Universidad Iberoamericana demandó al autor del libro y en  el expediente 541/2000, radicado en el Juzgado Décimo de lo Civil del Distrito Federal, fue "acreditado el daño moral" y se resolvió que "es procedente condenar a la parte demandada a pagar a la parte actora la cantidad de un millón ochocientos ochenta y nueve mil seiscientos cuarenta y cuatro pesos". Ver  http://www.uia.mx/actividades/comunicados/anteriores/2001/CS0825b.html .
            Para mayor abundamiento ver David Fernández ¨La Iglesia de los pobres en la mira del gobierno¨ (1994) en http://www.envio.org.ni/articulo/859#arriba para ver cómo se unió la derecha reaccionaria contra actores del levantamiento zapatista de 1994 y los ataques a la teología de la liberación de gente como Jacobo Zabludovsky director general y gerente del diario Summa, Aguilar Camín, Luis Pazos, José Antonio Pérez Stuart, José Córdoba Montoya, Girolamo Prigione; los ataques de periódicos como El diario Ocho Columnas, propiedad de la Universidad Autónoma de Guadalajara y de la organización de ultraderecha de los Tecos; revistas nacionales  como Impacto y Época, ésta última propiedad también de Televisa. Extraños compañeros de viaje en las citas de Salomón Nahamad.
 
[7] Ver ¨La semillas del Verbo en la sabiduría india¨, Entrevista con don Samuel Ruiz por Sylvia Marcos, IXTUS, No. 26, VII, 1999: 27-45.
 
 
 
 
 
 

 

 
 

 


 

 

 

 

        




[1] Después de la primera explosión de escritos sobre la Teología de la Liberación se siguieron muchas reflexiones sobre otros tipos de liberación, por ejemplo, entre otros muchos,  Roberto Oliveros Maqueo, Liberación de la teología, México, ediciones CRT, 1977; Juan José Tamayo, Juan Boasch (eds.) Panorama de la teología latinoamericana, España, Editorial Verbo Divino, 2001.
[2] Segundo, Liberación de la Teología, Lohle, Buenos Aires, 1975:111 citado en Alfredo Sáenz Reseña del libro de  P. Bojorge Teologías deicidas, Madrid, 2000 en http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:http://www.horaciobojorge.org/segundo.html.
[3] Salomón Nahamad ¨Continuidad de la evangelización en el siglo XXI: el caso de los wixárikas (huicholes), coras y ayüük jääy (mixes), Oaxaca, Cuadernos del Sur, Núm 33, julio-diciembre 2012:21-51.
[4]Ver Nancy Farriss Crown and Clergy in Colonial Mexico 1759-1821, The crisis of Ecclesiastical Privilege, University of London, The Athlon Press, 1968: passim.
[6] La Universidad Iberoamericana demandó al autor del libro y en  el expediente 541/2000, radicado en el Juzgado Décimo de lo Civil del Distrito Federal, fue "acreditado el daño moral" y se resolvió que "es procedente condenar a la parte demandada a pagar a la parte actora la cantidad de un millón ochocientos ochenta y nueve mil seiscientos cuarenta y cuatro pesos". Ver  http://www.uia.mx/actividades/comunicados/anteriores/2001/CS0825b.html .
            Para mayor abundamiento ver David Fernández ¨La Iglesia de los pobres en la mira del gobierno¨ (1994) en http://www.envio.org.ni/articulo/859#arriba para ver cómo se unió la derecha reaccionaria contra actores del levantamiento zapatista de 1994 y los ataques a la teología de la liberación de gente como Jacobo Zabludovsky director general y gerente del diario Summa, Aguilar Camín, Luis Pazos, José Antonio Pérez Stuart, José Córdoba Montoya, Girolamo Prigione; los ataques de periódicos como El diario Ocho Columnas, propiedad de la Universidad Autónoma de Guadalajara y de la organización de ultraderecha de los Tecos; revistas nacionales  como Impacto y Época, ésta última propiedad también de Televisa. Extraños compañeros de viaje en las citas de Salomón Nahamad.
 
[7] Ver ¨La semillas del Verbo en la sabiduría india¨, Entrevista con don Samuel Ruiz por Sylvia Marcos, IXTUS, No. 26, VII, 1999: 27-45.