viernes, 25 de abril de 2014

Mini diálogos de indignación


Mini diálogos de indignación

 Manuel Esparza

 

Falta de tino Pa
Cuál es la solución a tanto problema, se preguntaban varios amigos reunidos para ver el clásico entre las Chivas y los Pumas. Preocupados por la información sobre las leyes secundarias que se aprobarán seguramente, por la ola de asesinatos y raptos en estados donde antes no eran noticia alarmante, por la incapacidad de la policía para resolver los crímenes, por la falta de empleo y demás males, cada uno proponía soluciones que ya de tan enunciadas continuamente se convertían en expresiones comunes que a nadie convencían.

    El chiquillo de escasos cinco años que estuvo muy atento viendo  el juego, pero oyendo las quejas de los adultos, decidió decirle  después a su papá lo que se le había ocurrido.

-         Es falta de tino Pa,  -dijo tomando la mano de su papá para atravesar la calle rumbo a su casa. Y lo explicó así. Esas gentes que andan matando niños y mamás, lo que les falta es tino. Lo que necesitan es que los lleven a la feria y se pongan a tirarle a los monitos hasta que aprendan a tener puntería.

El papá divertido oyó a su hijo y siguió caminando pensando en lo que había alegado con sus amigos.

-         ¿Te sigo contando? - Oyó que le hablaba su hijo. Mira, es muy sencillo, si esos matones le hubieran atinado  a Ulises, a los diputados, a los policías que ayudan a robar niños, todo se mejoraría, ¿no crees? Lo que sucede es que les falta tino.

El papá no dijo nada, pero sí quedó sorprendido de la claridad con que un niño de esa edad descubría lo que a varios gobiernos les costó tiempo perfeccionar, el cómo deshacerse selectivamente de los cabecillas enemigos. Israel era un ejemplo de asesinatos cobardes contra líderes palestinos. Los drones del negro de la Casa Blanca era otro: golpes exactos en blancos clave a pesar de que matan gente alrededor, pero esto, dicen,  no era intencional. Ya no oyó más, pues su hijo hablaba ahora del juego. Ensimismado elaboraba qué sucedería si en vez de marchas, firmas en las redes, nuevos partidos políticos, el pueblo cansado se decidía actuar pero con tino: desmoronar el edificio de la Suprema sería unas señal inequívoca para que el Judicial se decidiera a ser independiente, otro temblor aunque no fuera del 7 en los edificios de los partidos  y aun en la Cámara de transacciones y pactos donde se aprueba el desvalijamiento nacional debería mandar signos premonitorios a los dueños del capital.

    Sí, no cuesta nada imaginar, se dijo para sí, por lo menos me sirvió para desahogar mi frustración.

 

A cada quién su santo patrono

“Hoy ante tu cruz postrado, ¡Oh, Malverde!, mi señor, te pido misericordia y que alivies mi dolor”, dicen que rezaba un sujeto en la iglesia de mi niñez, San Hipólito. Toda la barriada y hasta de otras venían antes a rezarle a San Judas, el mero chingón de la colonia Guerrero. Ahora me entero que, no sólo en el atrio de ese templo sino en varias partes de la ciudad se venden estatuillas de Jesús Malverde, el patrón de los rateros y de los narcos.

-          ¡Oh My goodness! -dijo la gringuita-, cómo me gustaría para mi tesis estudiar estas nuevas formas de religiosidad mexicana.

(Uta, me dije para mis adentros, pues vas a tener materia, cada rato se aparecen vírgenes donde van a  inundar terrenos para hacer presas, en las estaciones del Metro, en las paredes descascaradas de las casas de los barrios, en las cortezas de los árboles. Nomás cuídate si  vas a Michoacán p´a ver qué te cuentan de sus prácticas religiosas los Templarios. Vas andar ocupada güerita).  

      ¡Ah! se me olvidó añadirle a  la estudiante antes de que subiera al autobús para Morelia que ya teníamos un nuevo santo patrón. No sé cómo lo vaya a llamar el pueblo pues su nombre es largo y no se presta para invocaciones rápidas en caso de eminente peligro de persecución policíaca. Yo le llamo San Súbito, pues así de rápido lo treparon a los altares. No creo que lo bauticen como ¨San Karole¨, menos como ¨San Wojtyła¨ y tampoco ¨San Juan Pablo Segundo.¨  Lo del nombre, pues a ver qué dice el gentío, ¿pero patrón de quiénes?  ¡Bingo! adivinaste,  de los pederastas mi hermano. Éstos, que forman legión más los que se añadan,  invocarán su portentosa intercesión para no ser perseguidos por la justicia, y si de veras es tan milagroso San Súbito, pues para que los siga encubriendo en sus nuevas conquistas infantiles.