martes, 15 de febrero de 2011

Comentarios Historia de México, Presidencia de la República/FCE

Historia de México, Gisela von Wobeser (Coord.), Academia Mexicana de la Historia, Presidencia de la República/SEP/ FCE, 2010, pp. 288.
 Manuel Esparza

1.  Comentario al artículo de Miguel León-Portilla, ¨ Orígenes y
desarrollo de Mesoamérica,¨ pp. 45-73.
En el principio de este apartado hay dos visiones sobre la cultura olmeca, una que comenzó con Cobarrubias (Mexico South: The Isthmus of Tehuantepec, Knopf, NY, 1954) y que volvió a ser renovada por Diehl y Coe (¨Olmec Archaelogy¨, en The Olmec World: Ritual and rulership, The Art Museum of  Princeton University, Princeton, NJ., 1996:10-25) ésta ha tenido seguidores, entre otros, a los mexicanos Beatriz de la Fuente (Las cabezas Colosales Olmecas, FCE, 1875; Alfonso Caso, Ignacio Bernal; Enrique Florescano (Etnia, Estado y Nación, Aguilar, 1997:30-49). Para Diehl y Coe los olmecas dan inicio a todo el sistema simbólico mesoamericano(1150-500 a.C.). Esta es la posición de los defensores de la olmeca como cultura madre.
    La otra postura que mantienen entre otros Flannery y Marcus ven que el modelo de cultura madre no es apto para ninguna cultura en el mundo (¨Formative Mexican Chiefdoms and Myth of  the  ´Mother Culture´, Journal of Anthropological Archaeology 19,1-37(2000). Para estos autores se debe estudiar el proceso anterior a la formación de los estados. Hay un consenso en que las sociedades estaban organizadas en el Formativo por  Chiefdoms que unos quieren traducir por ¨Jefaturas¨, quizá mejor ¨cacicazgos¨: sociedades estratificadas de elite hereditaria con un jefe o cacique que extiende su autoridad a las comunidades satélites. 
    Los olmecas eran un conjunto de cacicazgos que surgieron, se desarrollaron y se colapsaron en variedad de pequeñas unidades  tradicionales.
   En México se llevó más de 1000 años antes que las sociedades formativas se volvieran suficientemente complejas para ser precursoras de estados. El crecimiento poblacional y administrativo resultó incapaz de ser administrado bajo el modelo de cacicazgo. Para 1500 a.C. las aldeas agriculturas se extendían desde la Cuenca de México hasta la costa de Chiapas. Algunas de esas aldeas, no todas, estaban organizadas como estados al principio de la era cristiana.
   Para 1,150 había cacicazgos en los Valles de México, Puebla, Morelos y Oaxaca, y en varias partes de Guerrero, Chiapas y Veracruz-Tabasco. No todos aceptan que para esa fecha haya habido ¨jefaturas¨ en el Valle de Tehuacán y la Cañada de Cuicatlán, en estos hubo cacicazgos modestos más tarde, por 600- 450 a.C. 
    La mayoría de los cacicazgos entre 1150-450 están en contacto frecuente, intercambiando bienes como la obsidiana, conchas de mar, espejos  de mineral de hierro. De Tlapacoya en la cuenca de México llegó cerámica a San José Mogote, y Oaxaca envió cerámica a Tlapacoya y a San Lorenzo, Veracruz. San José recibió tambores de concha de tortuga y de la región de San Lorenzo mejillones de agua dulce, también cerámica de Chiapas. La magnetita de Oaxaca se halla en Morelos y en San Lorenzo.
   El apogeo de la sociedad olmeca tuvo lugar entre 1150-300 a.C. Ahí se ve el proceso cíclico de los cacicazgos, por ejemplo San Lorenzo, quizá el centro más temprano olmeca, tuvo su auge demográfico de 1150-900 a.C., luego sufrió una disminución en su población, muchos de sus monumentos de piedra fueron desfigurados intencionalmente posiblemente por un cacicazgo rival, ¿fue La Venta?. La población se recuperó parcialmente entre 600 y 400 a.C. después se colapsó de nuevo y quedó abandonado por siglos, no llegó a ser parte de un estado. 
   Comparando el cacicazgo de los olmecas con otros alrededor del mundo  se ven muchos rasgos semejantes: grandes extensiones de dominio, algunas más grandes que las olmecas, por ejemplo Cahokia, un sitio Mississipio en Illinois, este en su apogeo en 1250 se calcula que tuvo 13 km. cuadrados (seis veces más que La Venta) y dos veces más que San Lorenzo. Se calcula también que Cahokia tuvo como área de sustento unos 3000 km. cuadrados; por 1400 se colapsó sin llegar a ser parte de un estado. Otros rasgos comunes son las estatuas de madera, cabezas colosales, jade labrado, montículos los hay más grandes, el mayor en el nuevo mundo está en Cahokia con Monks Mound de 30 m. de altura en un área de 300 x 212 m. Se trae a cuento Cahokia porque hace unas décadas se consideró también sitio de cultura madre, suposición ahora totalmente abandonada para dar paso a un conocimiento científico que hace ver el proceso simultáneo de un modelo múltiple de centros; la Mississipia se ve emergiendo simultáneamente con otras culturas locales en todo el sudeste.  
   En cambio, lo que no fue ¨primero¨ con los olmecas, fue el uso del estuco, ladrillos de adobe, plataformas de piedra que constituyen los tres materiales emblemáticos de la civilización clásica mesoamericana. Hay que añadir un cuarto: la agricultura de irrigación. Cuando esas técnicas constructivas llegaron a los olmecas, ya llevaban de uso en  las tierras altas de otras regiones varios cientos de años.
   Una fuerte afirmación de los centralistas es la existencia de un ¨gran  estilo de sistema de arte como símbolo sofisticado olmeca¨. Alegan que este estilo se expandió por todo Mesoamérica entre 1150 y 850 a.C. y sus principales componentes eran esculturas de piedra monumentales de tres dimensiones, figurines huecos representando bebés, y cerámica labrada tipo Calzadas. Esos elementos originarios de San Lorenzo se hallarán como exportaciones en otras partes incluyendo San José Mogote, Tlatilco, etc. etc. Esto es lo que dicen. 
   A eso responden los no pro olmecas como fundadores de una cultura madre que diversos estilos existían en México antes de que los olmecas fueran prominentes. Ya entre 1400 y 1150 México estaba dividido en por lo menos dos provincias estilísticas de cerámica. Una, era el rojo sobre crema en botellas, jarros, tazones y se hallaba en la cuenca de México, Morelos, Puebla, el Valle de Tehuacán, los Valles de Oaxaca y Nochixtlán,  y la cañada de Cuicatlán.  El otro estilo partía del anterior y se iba diluyendo al este de Tehuacán y Oaxaca hacia otro que enlazaba a Veracruz, Tabasco y Chiapas. De este estilo son los tecomates o jarros sin cuello. La decoración plástica que se le atribuye a los olmecas estaba presente en esos vasos ya desde 1400-1150. De hecho, para 1150 muchas decoraciones típicas eran tan panamericanas que los especialistas hablan de un ¨horizonte temprano,¨ pero los centralistas insisten en que los olmecas lo hicieron y lo impusieron en el resto. Pero eso no convence, primero, porque México no se convirtió en una provincia de un solo estilo entre 1150 y 850. Otra razón es que muchas de las características de la cerámica atribuida a los olmecas aparecen antes y más abundantes y/o también están  mejor hechas en Tlapacoya, Tlatilco, Las Bocas y San José Mogote que en San Lorenzo o La Venta.
   Los olmecas fueron prominentes en hacer diques en los ríos, en la escultura tridimensional y en construir montículos de arcilla coloreada. Pero volviendo a remachar la opinión idealizante de la cultura madre olmeca, ¿cómo es que Teotihuacán, ese sitio quintaesencial de la civilización mesoamericana del clásico no es una colección de montículos de tierra, plataformas de  arcilla coloreadas y cabezas colosales? O como dijo un arqueólogo, si de la cultura única madre irradió todo, ¿cómo es que no habla el resto  lo que hablaban los olmecas?
    La postura de León Portilla es una resurrección del difusionismo del s. XIX a la manera de los Kulturkreise (Graebner, Schmidt). Y como aquél es etnocentrista y discriminatorio: se concebía que sólo en unos cuantos avanzados sitios se pudo generar cultura y que desde ellos se difundieron sus características al resto del mundo. La implicación era que los demás eran tan atrasados que no pudieron tener desarrollos culturales originales, todo era imitación. Así está León Portilla al decir que ¨los olmecas irradiaron su influencia en diversos lugares de lo que hoy se conoce como Mesoamérica; es decir, el área geográfica donde se desarrolló una civilización originaria.¨ Y explica que se entiende por civilización originaria: ¨entendemos por esta la que surgió sin influencia de otros pueblos. A lo largo de la historia universal han sido pocas las civilizaciones originarias… sólo en Mesoamérica y en la región de los Andes centrales de Sudamérica nacieron civilizaciones originales.¨ No hay duda de su mentalidad de ¨círculos culturales¨ de la escuela alemana cuando reafirma que ¨la civilización originaria iniciada por olmecas se difundió hacia cinco grandes áreas culturales: las costas del Golfo de México, la zona maya, la de Oaxaca, la del Altiplano Central y, con menor intensidad hacia el occidente de México.¨
   Si bien lo anterior se discute aún por los seguidores de cada teoría, León Portilla no tiene pretexto en ignorar lo que se ha publicado sobre las fechas más antiguas mesoamericanas de agricultura en Oaxaca, una de las fechas más antiguas de escritura en San José Mogote, los estudios de superficie en el Valle de Oaxaca probando la existencia de sistemas de organización social en comunidades precursoras de los estados, es decir anteriores al apogeo de la cultura olmeca (1150-300 a. C.).  





2 Comentario al artículo de Enrique Krause ¨México  contemporáneo(1988-2008),¨ pp. 261-277.
Este artículo sobre la vida contemporánea tiene el riesgo natural de ser juzgado por los lectores con más rigidez por ser cada uno de nosotros testigos del presente y poder opinar así, si estamos conformes con la pintura que hace Krause del periodo que cubre desde Salinas al de Calderón.
   El capítulo está dividido en diez apartados. El primero, se intitula ¨Transición a la democracia,¨ y a juzgar por el espacio que le da el autor en comparación de los otros, es claro que lo considera el más relevante.  Es entonces el concepto de ¨transición¨ de una situación supuestamente no-democrática a otra que sí lo es, el que se presta a las primeras críticas. Detrás de las afirmaciones del autor a lo largo de su capítulo, se puede ver una ideología neoliberal conservadora en su interpretación de los graves problemas de México. Es una historia oficialista en su conjunto salpicada de medias verdades.
    Empieza alabando los dos ¨milagros¨ de 1989: la caída del muro de Berlín, y ¨la adopción generalizada de la democracia en América Latina,¨ señala que ¨el continente iberoamericano… se subió en la ola liberal y pareció asumir de manera definitiva los valores democráticos y republicanos…¨ Dejando a un lado esa transformación para unos cuantos  países latinoamericanos, la gran mayoría no parece haber seguido esa ruta, pero, ¿qué pasó en México?
   Dice Krause que la transición política ¨tuvo un ritmo lento¨ en el caso de México y precisa ¨la política liberalizadora que el presidente Salinas adoptó en términos económicos no tuvo su equivalente en la arena política.¨ Aquí empiezan las medias verdades y la falta de coherencia en sus afirmaciones:  antes había dicho que se había transitado a la democracia, y ahora dice que la política de Salinas sólo fue en el ámbito de la economía, no precisamente en el de la política. Dice que las elecciones del 86 en Chihuahua fueron fraudulentas, y que fue en reparación a ese  agravio que tres años después el PAN triunfara. En cambio el PRD no fue beneficiado por el cambio de talante del presidencialismo de Salinas, y Krause explica otra vez a medias verdades que ¨el gobierno estaba dispuesto abrirse  a la alternancia a su derecha pero no a la izquierda¨ y da como razón de esa apertura de media hoja de la puerta democrática ¨la elección desaseada y turbia de 1988¨. Una vez más se debe uno preguntar ¿de cuál transición a la democracia está hablando el autor? Esa elección, concede, causó gran tensión social que ¨de no haber mediado la sensatez y el patriotismo de Cárdenas, el país se hubiera precipitado en la violencia política¨. Lo cual entendemos como una sumisión del candidato derrotado al poder de facto. Pero sigamos buscando señales de la susodicha transición a la democracia.
   Enumera a continuación lo que el país necesitaba en materia política y Salinas no lo pudo proveer. Sin embargo, ¨cuando el panorama parecía despejado para el gobierno¨ para poder ¨modificar las instituciones de manera radical deslindando su organización y práctica del partido de Estado,¨ algo sucedió, ¿qué creen que pasó?: ¨Ante el estupor general de México y el mundo, el 1º.de enero de 1994 estalló la rebelión neozapatista acaudillada por el subcomandante Marcos¨, se lamenta Krause quien tendensiosamente señala que ¨¨todavía bajo los efectos de ese movimiento (zapatista), que habría de marcar durante una década la vida nacional, sobrevino otro episodio traumático: el asesinato el 29 de marzo de 1994 del candidato priista… el generoso e idealista Luis Donaldo Colosio¨. ¿Debemos entonces creer que esos dos hechos fueron los causantes de que Salinas no pudiera transformar al estado?
   Era necesario modificar ¨de una vez por todas el llamado sistema político mexicano¨, dice el autor y de eso debemos concluir que entonces no fue con Salinas cuando se dio la tan suspensa prueba de la transición a la democracia. ¿Saben cuando se empezó a dar?: ¨Propiciar ese cambio fue el aporte fundamental del siguiente mandatario, Ernesto Zedillo (1904-2000)¨. A Zedillo se le atribuye haber dado ¨independencia total¨ al IFE, uno se pregunta cuando la habrá perdido porque de otra manera no se explica la reciente rebatinga de los partidos para nombrar a tres nuevos miembros: lo que menos importa es la transparencia en el proceso de votación que según se dice es uno de las pruebas de haber transitado a la democracia. El que haya perdido el PRI la mayoría de la Cámara de diputados debido al papel independiente del IFE y que el DF pasara a las manos de la transición Krause ve esos promisorios datos como ¨la señal inequívoca de que el país estaba enfilándose hacia una exitosa, pacífica y ordenada transición democrática.¨ Con Zedillo ¨el espíritu político de México comenzaba a parecerse a la letra de la Constitución, y a ser, en efecto, una república representativa, democrática y federal, no una simulación de todos esos atributos.¨ Todo eso sucedió en el país, ¿dónde estábamos durmiendo la siesta que no nos dimos cuenta?.
   De Fox, el siguiente presidente que comenta, dice que como candidato a la presidencia era ¨un empresario guanajuatense de gran carisma y valor personal, aunque sin experiencia política.¨ Con su elección ¨la alternancia se convirtió en una realidad.¨ Alternancia, pienso, no significa formalmente nada, mientras no se logre que la conducción política sea algo diferente a la anterior situación, y menos se puede hablar de alternancia cuando la gestión panista ha sido peor que la anterior. Peores alabanzas a Fox no las puede decir el autor, pues si bien reconoce las limitaciones del guanajuatense no se muerde la lengua al decir que ¨con todo, en abono de Vicente Fox (además de enorme mérito como catalizador de la alternancia democrática) hay que reconocer su manejo responsable de las finanzas públicas, su respeto al orden democrático y la introducción de algunas reformas de la vida pública llamadas a perdurar, como la Ley de Transparencia.¨ Ley por cierto no aplicable obviamente a al mismo Fox, a su familia, ni cómo pudo haber ganado Calderón las elecciones.
     Calderón es ¨de un estilo discreto, serio y ejecutivo¨,  su guerra contra el narcotráfico ha arrojado ¨resultados tangibles¨, pero, repitiendo la excusa de los Pinos ¨el problema es de una dimensión que rebasa nuestras fronteras.¨ Enumera los resultados tangibles: a pesar de las bajas, ¨los resultados son los mejores de la historia del combate al narcotráfico.¨ ¿30,000 muertos? Entre los éxitos de la guerra de Calderón, enumera ¨la captura de dos funcionarios de inteligencia y tres agentes federales…¨ Qué minúsculos progresos comparados con  Colombia a pesar de estar invadida por bases americanas: más de 100 diputados en la cárcel, aquí ninguno, muchos funcionarios altos y hombres de negocios, aquí ninguno. Un solo gobernador ha ido a la cárcel en México, y ahora Villanueva purga condena en E.U., ni una mención siquiera del jugoso juego del lavado de dinero que produce el narco tráfico en los mismos bancos privatizados. Ni una palabra de Krause para explicar cómo ¨el problema rebasa las fronteras¨: el intervencionismo americano que ahora cuenta con una torre en pleno Paseo de la Reforma con toda clase de agentes para que operen en el país sin que estos tengan que seguir entrando al país con visas de turistas (Jorge Carrasco y J. Esquivel, ¨El gran espíaProceso No. 1776, noviembre 14, 2010:7-9); Krause evita recordar que antes de asumir el puesto Calderón viajó a informarse a Washington y a Colombia de los secretos del ¨Plan Colombia¨ que obedece a la política de E. U. contra el terrorismo diseñada por el Comando Norte del Pentágono en el marco de la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN) (Carlos Fazio, ¨El propagandista de los PinosLa Jornada, noviembre 15, 2010). Calderón subió al poder con la connivencia americana, pero a cambio debía empezar una escalada a la llamada guerra contra el crimen organizado que permitiera la entrada ¨legal¨ a México de los comandos del imperio que en voz reciente de su representante Hilaria Clinton, los narcotraficantes son terroristas. La palabra clave que permite a E.U. combatirlos para su seguridad nacional aun fuera de sus fronteras. 
   López Obrador, dice enfático Krause, no llegó al poder por sus propios errores. No hay comentario. Más bien dicho uno que muestra la rabia que le causa López Obrador a Krause cuando éste criticando a Julio Scherer a quien llama su amigo dice: ¨Yo le reclamo(a Scherer) haber sucumbido, de manera absolutamente acrítica e irracional, a la fascinación de Andrés Manuel López Obrador. El apasionado Scherer se ha dejado ganar por la vertiente mesiánica del líder, sin advertir que encarna la más antidemocrática y autoritaria mezcla teológico-política que haya vivido México en su historia reciente.¨ (E. Krause, ¨Proceso a ProcesoProceso 30 Años, Edición de 30 Aniversario, 2010: 220).
  Las finanzas públicas con Calderón, ¨se han saneado, y hay reservas para enfrentar el peligro¨, ni una palabra de los más de 600 mil mexicanos que sólo en el 2009 salieron del país en busca de trabajo, 26,000 de ellos menores de edad. Pero esto mismo nos debe consolar según Krause, pues ¨las mejores y mayores reservas no son económicas (¡) sino espirituales: están en el alma milenaria del pueblo mexicano que sabe encarar la adversidad con creatividad y estoicismo…¨Adelante México profundo, sigue encarando la corrupción, la impunidad, el militarismo que nos acerca a un grado mayor del ya presente fascismo, abandona la aburrida escuela, ve a tomar el sol y hacer ejercicio en las esquinas con semáforos, abre puestos perecederos y no contaminantes de toda suerte de chucherías y de productos de la piratería, que sigan las fábricas maquiladores pagando salarios de miseria, ésta sí que ha sido una fuente de ocupación para cientos de miles de mujeres y hombres que se la pasaban rascando su dignidad por falta de trabajo, y los más creativos y valientes que ganen más, para eso hay numerosas plazas en el narcomenudeo, venta de protección a comerciantes, secuestro de personas.
   El gobierno también es hijo de este México creativo, se ha sabido meter en el gran negocio de la privatización. Mira lo que dice citando a Salinas: es ¨inaceptable un Estado tan propietario frente a un pueblo con  tantas necesidades y carencias…¨. ¨El Estado- continuaba Salinas- vende sus bienes para resolver males sociales y canaliza sus energías para abrir espacios a los particulares para que aumenten el empleo, la inversión y toda la patria florezca.¨ Y el intelectual panagirista  Krause ejemplifica lo dicho haciendo ver que en el sexenio del hombre que nos metió al primer mundo por decreto, ¨el Estado mexicano (léase la mafia en el poder) privatizó o liquidó buena parte de las 1,155 empresas paraestatales que existían en ese momento. Muchas de ellas estaban en quiebra debido a la pésima administración.¨ Dígame Ud. si no es cierto que esas medidas privatizadoras fueron exitosas, ¨Las más rentables, dice Krause, los bancos, Teléfonos de México- (su venta) ¨permitió disponer de recursos para atender carencias sociales (¿?) y reducir el déficit público.¨ En el caso específico de Teléfonos ¨la privatización fue benéfica en cuanto que fortaleció aún más a la empresa (que estaba en números negros antes de la venta añado yo) y se proveyó de mejores y más baratos servicios a los consumidores… ¨ (¿?).
    El resto del artículo de Krause lo dedica a exaltar los beneficios del TLC, la necesaria reforma del ejido, la rebelión zapatista, la migración, a recordar a los dos premios Nobel, Paz y Molina. El que quiera conformarse con medias verdades que lea el resto del capítulo de este intelectual que se dice ser liberal  y pertenecer a esa tradición con la cual se identifica: ¨la tradición política liberal, que nada tiene de conservadora ni  de reaccionaria.¨ (Proceso 30 años p. 216). A cúal de todos los liberalismos pasados se refiere Krause cuando señala que ¨la única vía coherente para la izquierda mexicana¨ es el reencuentro con esa noble tradición que viene del siglo XIX y que debe arraigar en el XXI.¨ (Ibid. 218). Ciertamente no la del magonismo que Armando Bartra reconoce como la corriente más radical, cuya influencia-dice, en la formación de la cultura de izquierda, progresista, está presente pese a los prejuicios.  Esos liberales magonistas que Adolfo Sánchez Rebolledo señala ¨dirigieron huelgas, se convirtieron en organizadores y tribunos, pero sobre todo se volcaron en la tarea de educar a sus seguidores en el sentido que les dictaban sus  profundas convicciones libertarias.¨ (¨A 100 años: Ricardo Flores Magón, La Jornada, noviembre 18, 2010). La ¨única vía coherente para la izquierda mexicana¨ ¿será entonces el liberalismo del Porfiriato?