lunes, 19 de diciembre de 2011

IN MEMORIAM: Mardonio Morales, S.J.


Mardonio Morales: Un legendario luchador social
Manuel Esparza

Hace un mes y medio murió en Coyoacán este jesuita a la edad de 82 años. Los efectos de mal puestas radiaciones y el Parkinson por fin acabaron con este incansable conocedor de la selva lacandona. Entre los tseltales de Chiapas se comentaba cómo Mardonio prefería andar a pie en vez de montar mulas porque decía que así avanzaba mejor en el  lodo y por los desfiladeros. Llegó a Bachajón en 1964, 30 años antes del levantamiento zapatista. Esos primeros años en los Altos lo pusieron en contacto con la brutal realidad de los indígenas en las fincas de los terratenientes: ¨fue la época de la conversión, de la indignación ética, del compromiso total, ¨ escribió años después examinando cómo se radicalizó en defensa de los indígenas.
En carta personal cuenta  cómo en 1969 dejó Chilón ¨para encargarme del territorio que se empezaba a abrir a los nuevos ejidos: las Tierras Nacionales. Sin dejar los procesos iniciados en Chilón y Sitalá, tuve el privilegio de recorrer palmo a palmo el territorio selvático que me tocaba, cuando aún la selva era virgen. También me tocó acompañar el proceso de destrucción de tanta hermosura y riqueza. Fui testigo presencial de la voracidad de los madereros de Chancalhá; de las torpezas de los programas oficiales para la ganaderización del territorio; de los robos de los Bancos oficiales y privados que esquilmaron a los ejidatarios y los dejaron cargados de deudas; de la contaminación de ríos y lagunas maravillosas; del ingente despojo de los ingenieros de la Reforma Agraria; de la lucha permanente de los nuevos poblados porque se les dieran los servicios más indispensables (agua potable, luz eléctrica, carreteras, escuelas, centros de salud); de los trabajos de Pemex para exploración; de la explotación inmisericorde de la venta de aguardiente; de los programas de Inmecafé que destruyó grandes extensiones de café con su política de fertilizantes; en fin, fui testigo de la represión oficial por el crimen de exigir que las Autoridades Municipales dejaran de robar…¨

Este era el legendario sacerdote que supo juntar el compromiso con la causa indígena y su vocación pastoral. Ambos ¨servicios¨ como él  los llamaba necesariamente iban a chocar de frente contra los intereses de los finqueros y gobernadores por un lado, y por otro, con la oposición de la iglesia católica tanto de los jerarcas como de agentes de pastoral opuestos a la Teología de la Liberación. En más de una ocasión contó cómo fue amenazado de muerte por aquellos que veían sus intereses afectados. 

Testigo de cómo se iban armando los zapatistas antes del levantamiento no podía menos de reflexionar sobre el movimiento en su carta de fines de 1994: ¨ Cuando se da una agresión injustificada se pueden tener acciones de legítima defensa. Yo considero que es posible llegar al momento de decidirse por tomar incluso las armas, cuando la agresión amenaza la vida y no existe otra posibilidad de defensa de la vida(…) En Chiapas y en muchas regiones del país, desde siempre (pero ahora más cruel y definitivamente) se ha seguido un camino de destrucción de los indígenas y campesinos pobres. Es y ha sido una guerra de destrucción, de dominio, de extinción. Ante esto, muchos consideran que no queda otro camino que el de la legítima defensa por las armas(…)

La opinión que tengo de ellos (zapatistas) es de personas que ante la opresión existente se han decidido por la acción armada, con gran valentía y sinceridad. No comparto su modo de lucha. Siempre he luchado contra esta opresión e incluso he arriesgado mi vida por esta lucha. Pero estoy convencido de que no es este el camino. Estimo su valentía, pero no comparto su análisis.¨ (La información contenida en esta comunicación sirvió para que apareciera editada en PROCESO en diciembre de 1994).

No se puede menos de hacer una comparación entre dos personajes relacionados con Chiapas, Andrés Aubry y Mardonio Morales. Ambos amigos míos pero mucho más cercano Mardonio por conocernos desde estudiantes en el desaparecido Bachilleratos de Tacubaya. Cuando murió Andrés fue llamativo el número de esquelas y artículos que se escribieron especialmente por intelectuales simpatizantes de los zapatistas. Una conocedora de Chiapas comentó entonces que cuando muriera Mardonio nadie iba a escribir sobre él, ni habría esquelas en los periódicos. Este parece fue el caso. Tanto Andrés como Mardonio  se comprometieron en exponer ante los medios la causa indígena, Andrés con más alcance por ser articulista de La Jornada. Los dos eran sacerdotes, uno lo confesaba abiertamente y se alegró hasta el fin de su vida de haber tenido el privilegio de ayudar a  crecer la Iglesia Autóctona en Chiapas. Andrés más precavido de la mochería coleta  de San Cristóbal prefirió ocultarlo para poder desarrollar su papel crítico de la suerte injusta de los oprimidos de Chipas y en defensa del movimiento zapatista. No poco le ayudó a fincar su perfil como intelectual el hecho de ser extranjero. La huella de Mardonio, en cambio,  está en los corazones de los indígenas que lo vieron hablando su lengua y acompañándolos durante 47 años en su exilio de los Altos a Tierras Nacionales: caravanas de familias arrastrando durante días sus pocas pertenencias y animales en busca de la Tierrra Prometida en la selva, de dónde una y otra vez los poderosos los quieren sacar. Se fue su defensor quien confidencialmente escribió: ¨Me lancé en noviembre de 1971 a una amplia denuncia de la opresión agraria, laboral y judicial (...) Recorrí cuantas oficinas existen para el tratamiento de estos problemas, traduje la ley agraria al tzeltal, di con mis compañeros innumerables cursos para hacer conciencia y capacitar a los tzeltales. Acompañé a Comisariados y Líderes sociales en una lucha abierta y leal. Me tocó con otros compañeros iniciar el Congreso Indígena de l974 hasta llevarlo a su realización. Un dato interesante: a mí me tocó redactar los documentos que salieron del Congreso: Denuncias y Conclusiones¨.

Examinando lo que sucede en Chipas, donde recientemente fue grabado con letras de oro  en el Congreso el nombre de un gobernador que junto con su hermano el poeta se opusieron frontalmente al obispo Ruíz y ahora con el otro Sabines que sigue los pasos de sus parientes, cobra sentido el resumen que hizo hace años Mardonio de la situación  zapatista:      ¨Lucha cruel e inútil en cuanto a lograr un cambio estructural en los opresores. Lucha fecunda en la formación de la conciencia de los oprimidos¨.