75
años del INAH y 40 del CRO-Oaxaca
Museo
de las Culturas de Oaxaca
Febrero
27, 2014
Manuel
Esparza
Con la ocasión
de los 75 años de la creación del Instituto Nacional de Antropología e Historia
se podría hacer una revisión
general del desarrollo de la institución
y su presencia durante 40 años en Oaxaca. Tarea que sobrepasaría el espacio de
este texto, además los aniversarios son para congratularse y mostrar los buenos
pasos del homenajeado. Y eso con justa razón dado el largo registro de los
grandes logros de tantos investigadores, técnicos y manuales en las tareas
específicas del Instituto. Sin embargo, la ocasión puede muy servir para
examinar a grandes rasgos cómo ha cambiado el país afectando en diversas
maneras los fines del Instituto. Podríamos tomar en concreto la conservación
del patrimonio en función de las políticas nacionales. O dicho de otra manera,
se antoja reflexionar si el bienestar
general del país cambia en mejoras o se empeora según sea el grado de
conservación del patrimonio, entendido éste como el conjunto de todos los
bienes naturales necesarios para que un grupo humano pueda subsistir y desarrollarse social y
culturalmente.
I En la época postrevolucionaria la
necesidad de organizar e integrar una nación obligó a tomar las medidas
económicas que se juzgaron pertinentes
para hacer un país independiente y a dar
un impulso hacia un nacionalismo
cultural que sacara al pueblo del atraso educativo acumulado y exacerbado por
la pérdida de un millón de mexicanos que
causó la Revolución. En el ámbito de la cultura
fue cuando se salió al campo a llevar la educación. En 1921 se fundó la
Secretaría de Educación Pública, responsable de velar tanto por la educación
como por la cultura de México. Es cuando la UNAM obtiene su autonomía (1929).
El vasconcelismo fue la doctrina que movió a miles de brigadistas por todo el
territorio llevando libros de la literatura universal. La libertad de expresión
se mostró en los muros de numerosos edificios públicos. Orozco en 1941 se burló
de la justicia pintando a una mujer no de blanco sino de negro, no con los ojos vendados sino bien abiertos y que no
lleva una balanza en una mano, sino un puñal amenazando a ciudadanos
indefensos: toda una sátira de la práctica y la teoría de lo que es la justicia
en México. Estos murales en dos tableros están apropiadamente en la sede de la
Suprema Corte de Justicia.
Este periodo comprende la creación
del INAH (1939), del INI (1946), INBA (1946). Ese periodo postrevolucionario no decayó bruscamente, se
logró parar la avalancha a media camino: este fue el caso del periodo de
Echeverría cuando Gonzalo Aguirre Beltrán en la Subsecretaria de Cultura
Popular (1970-74) quedó al frente no sólo del indigenismo oficial (fue director del INI en 1971-72), del INAH,
Cultura Populares, etc. Esta etapa es cuando se nombra a Guillermo Bonfil
director del INAH en 1972 y se abren los 8 primeros Centros Regionales, entre
ellos este de Oaxaca. Fue el periodo en que se tomó en serio la conservación
del patrimonio lográndose que la Procuraduría General de la República destacara
a agentes federales para auxiliar al INAH contra del saqueo de los sitios
arqueológicos. Las penas por este tipo de delitos llegaron a ser más severas
que las de posesión y tráfico de drogas. Todavía este periodo se continuó en la
dirección del INAH de Gastón García Cantú. Fue cuando se hizo el Museo de las
Intervenciones que afortunadamente ha resistido el embate del siguiente cambio
en la política nacional.
II Este último cambio siguiente se
caracterizó por un giro radical hacia el neoliberalismo. Fue la década
de los 90s el gran ataque al patrimonio. Se creó con Salinas de Gortari por
decreto presidencial el CNCA, eso fue
como consuelo a los intelectuales, varios antropólogos entre ellos, que habían
soñado con una Secretaría de la Cultura
desde que había subido a la presidencia José López Portillo. El CNCA en manos
de su primer director, una persona respetada en el medio político y cultural
Víctor Flores Olea (1988-1992), funcionó permitiendo la autonomía de institutos
como el de Bellas Artes y el propio INAH.
Pronto, sin embargo se siguieron cambios drásticos cuando México fue
elevado al primer mundo por medio del Tratado de Libre Comercio. Fue en 1992
cuando Salinas hace la contra reforma agraria permitiendo la venta de tierras
ejidales afectando ya de esa manera la estructura de las comunidades campesina
e indígenas. Ya antes en 1990 se habían privatizado Telmex y la banca y
seguirían incontables privatizaciones de empresa públicas[1].
El 12
de octubre de 1992 fue una fecha de rehabilitación del proyecto neoliberal
contra el patrimonio. En los Pinos acompañado de Teresa Franco, Rafael Tovar y
de Teresa y Eduardo Matos además del
gabinete y escogidos hombres de negocios, Salinas anunció cómo el patrimonio
arqueológico debía servir para generar inversión. Llamó al Instituto ¨el nuevo
INAH¨ del que esperaba cooperara en los 12 megaproyectos en los que se
invertirían 103,000 millones de pesos.
Se le advirtió a los investigadores del INAH que dejaran paso a los más
jóvenes, una velada amenaza al sindicato de investigadores que ni dejó sus
plazas libres y sí atacó la política de comercialización de los sitios
arqueológicos. Se invitó a los empresarios a invertir en tan promisorios
negocios.[2]
Contra esa tendencia privatizadora de la cultura, Flores Olea apuntó: ¨La
historia del siglo XX mexicano ha sido impulsada más por el Estado que por la sociedad
(iniciativa privada). El Estado es el
creador de las instituciones de la educación, de la cultura, de la economía, de
las finanzas. Este papel decisivo no pude desconocerse. El Estado creó la UNAM,
el INAH, el INBA, IPN.¨ Admite (Flores Olea) sin embargo ¨un hecho nuevo en la
historia cultural de México: el surgimiento de los intelectuales ya no
necesariamente vinculados con el Estado sino con núcleos de la iniciativa
privada. Ciertamente con algunas inferencias o deducciones muy discutibles. La lógica
de ellos sería más o menos la siguiente: puesto que la empresa es libre,
nosotros, intelectuales de la empresa libre, somos por definición libres.¨[3]
Esto también ha sucedido en Oaxaca con la proliferación de museos e intervenciones de pintorescos pintores en
monumentos históricos incluyendo el Centro histórico[4].
A propósito, esa crítica después ampliada en la polémica entre las revistas
Nexus y Vuelta le costó el puesto a Flores Olea quien achaca al
Coloquio de Invierno[5]
una de las causas de su despido del CNA:
¨Fue la primera crítica que se hizo en este país, por los intelectuales de más
prestigio y otros invitados de fuera, al modelo económico del
neoliberalismo…probablemente yo no encajaba en un nuevo diseño político de
prolongación a fondo de ese mismo modelo en el campo de la cultura.¨ [6]
Con
Rafael Tovar al frente del CNCA
(1992-2000) en pleno salinato los intereses
del Estado se reflejaron en la pérdida de autonomía del INAH, del INBA y
del cuidado por el patrimonio.
El escaso presupuesto se canalizó en gran parte en proyectos
de relumbrón como el Centro de las Artes[7].
Este proyecto sin estudio previo de impacto ambiental pronto agrupó a la
comunidad de artistas en contra. Los fines del proyecto anunciados
mostraban la improvisación y la ambición de los que ya se hacían dueños
del desarrollo artístico de México.[8]
Se quiso controlar las licencias en monumentos artísticos e históricos, fue
cuando Tovar y de Teresa nombró encargado de licencias al arquitecto Juan
Urquiaga que fungía tanto en Bellas Artes como en todos los monumentos
históricos del país.
Enrique Florescano a los casi dos años
de haber salido del director ya casi pedía la extinción del INAH: ¨En el área
del Estado deben quedar las funciones de conservación, catalogación, protección
y mantenimiento del patrimonio cultural. Las de investigación en las
instituciones académicas, y las de comercialización, financiamiento y promoción
social en empresas dedicadas a esos fines
(…). Curiosamente, quienes más se oponen a una verdadera participación
del conjunto social en el manejo del patrimonio cultural son los trabajadores
de las instituciones culturales transformados hoy en sindicatos y gremios
corporativos.¨[9]
Los embates contra el patrimonio
siguieron su curso en 1995 con Ernesto Zedillo ya como Presidente. Se hicieron
ocho foros de consulta en otras tantas
ciudades sobre Política Cultural y
Desarrollo como base para elaborar el Plan Nacional de Desarrollo 1995-2000.
¿Cuál fue
el resultado de las 232 ponencias? Pues un párrafo de una escasa página de las
173 del Plan Nacional de Desarrollo. De nada sirvió tanta encerrona de un día
con gente de toda clase de la cultura. Jorge Alberto Manrique criticó diciendo:
¨el interés del gobierno por la cultura es proporcional a las páginas que se le
dedican en el Plan Nacional de Desarrollo.¨ Nada
de lo que propuso en Zacatecas Juan
Bañuelos sobre las culturas indígenas.[10]
Fue bajo el mismo presidente Zedillo que se
cerró Radio Huayacocotla que llevaba años transmitiendo para la zona
indígena de Veracruz, [11]
el mismo mandatario que negaría los Acuerdos de San Andrés sobre la cultura
indígena.
Durante 5 años se estuvo elaborando en secreto un proyecto de ley sobre
el patrimonio cultural que permitía la privatización de los bienes incluyendo
los arqueológicos, se permitía el coleccionismo y la comercialización de sitios
y monumentos. Este proyecto presentado por el senador Mauricio Fernández Garza
en el Senado no prosperó, pero el mismo Fernández Garza reveló que estuvo
siendo asesorado en la elaboración del proyecto por Guillermo Tovar y de
Teresa, el que post mortem sería tan alabado como defensor del patrimonio. Casi
al año de los ataques de Flores Cano al sindicato, el senador Mauricio Fernández Garza Presidente de la
Comisión de Cultura del Senado dejó bien clara cuál debía ser la subordinación
del Institutos como el INAH y el INBA, para empezar dijo era necesario un nuevo
ordenamiento legal: ¨Creo que había que eliminar al INAH e INBA casi de raíz con su ordenamiento constitucional como
está y dejarlos en función de una nueva ley, con un reglamento(…) pero se me
hace una aberración que Bellas Artes y Antropología tengan en un momento dado
un grado casi de autonomía nacional.¨ Para el empresario y coleccionista
compulsivo la cultura debe ser de exportación por ser la mayor riqueza nacional
¨aun por encima del petróleo.¨ Y sentenció ¨Si los sindicatos de Bellas Artes y
Antropología están en contra de la cultura, deben desaparecer.¨[12]
De acuerdo con la política salinista continuó Teresa Franco como
directora del INAH donde se perpetuaría hasta el siguiente sexenio. Fue cuando quizá por primera vez un director general
del INAH es denunciado judicialmente varias veces por los mismos trabajadores. El caso de Teotihuacán es un ejemplo del comercialismo
de la zona y la complicidad de las autoridades. Ese era uno de los 12
megaproyectos de Salinas en zonas arqueológicas. Se planeó la Plaza Jaguares con dinero adjunto de la iniciativa
privada. El plan eran 4 edificios para 217 locales comerciales sólo en el área
A, a los que había que añadir más
de 200 más en las otras zonas. Aparte de
una plaza de artesanías nacionales y extranjeras se planeaba un Mall con
boutiques, joyerías, restaurantes, bares, hotel de cinco estrellas. Pronto las
uniones de comerciantes tradicionales protestaron y junto con el sindicato de
académicos del INAH exigieron públicamente que se transparentaran las licencias
y términos de las concesiones que Teresa Franco y el arqueólogo Matos director
del proyecto habían dado.[13]
En el
CNCA se sucedieron ya en pleno neoliberalismo panista gente como Sari Bermúdez
(2000-2006), Sergio Vela (2006-2009) y Consuelo Sáizar Guerrero
(2009-20012). De esos 12 años de panismo
Hugo Gutiérrez Vela dice: ¨Los seis años
de Fox y los 6 de Calderón fueron un golpe fuerte a la cultura (...) como no
querían hacer nada más y como sus secretarios o como se llamen del Consejo
Nacional para la Cultura y las Artes, la señora Bermúdez y la señora Záizar no
tenían la posibilidad de tomar iniciativas, lo que sucedió es que disfrazaron
su ineptitud, su odio a la cultura, con un gigantismo totalmente desafortunado:
obras faraónicas que al final no sirvieron para nada.¨[14]
Ejemplos de esas obras la Mega Biblioteca y la Torre del Bicentenario. En
palabras del mismo Hugo Gutiérrez Vega: ¨Durante 12 años el odio conservador a
la cultura y al Estado laico rompió con esa tradición postrevolucionaria, y se
disfrazó con un gigantismo absurdo y contraproducente.¨[15]
III El
modelo capitalista es expansionista, no respeta a la gente y sus tradicionales
habitats, las selvas son para la ganadería y para proyectos turísticos; los
pueblos habitados, ríos, y mantos freáticos son contaminados por incontables
concesiones mineras a cielo abierto.
Para tener una idea de la depredación, el doctor Exequiel Ezcurra considera
que para elaborar un Centenario de oro se necesita extraer 132 toneladas de
roca, consumir 100 mil litros de agua dulce y 450 litros de combustible. Con
esa agua se puede abastecer a 200 familias al día. Eso es lo que ha aprobado la
SEMARNAT a una compañía canadiense en Los Cordones, Baja California: luz verde
para extraer en 10 años 40 toneladas de oro a cielo abierto.[16]
Se atenta directamente
contra la existencia misma de los portadores de cultura como lo dijo dramáticamente
el raramuri Juan Gardea de Norogachi en un foro en la Universidad Iberoamericana en 1993, un año antes de que el mismo Salinas
nos llevara al primer mundo y los zapatistas le declararan la guerra: ¨El
bosque ya no es nuestro. Las tierras son de los caciques. Nosotros los
rarámuris nos hemos remontado a la sierra. Los animales también nos los ha
quitado el cacique. Nos están acabando día a día, al último no seremos más que
un recuerdo en la historia.¨[17] Eso fue en 1993 Año
Internacional de los Derechos de los Pueblos Indígenas.
Con Peña Nieto inaugurando una
nueva fase más agresiva de modelo neoliberal no se puede esperar más que la
privatización de los bienes nacionales que quedan, y para coadyuvar con su
política vuelven al área cultural los mismos personajes de antaño: Rafael Tovar
en el CNCA y Teresa Franco en el INAH.
IV Ya más en concreto a lo que atañe a este
Centro Regional del INAH, el impulso
postrevolucionario culminó con la ley
de 1972 sobre el patrimonio que permitió en primer lugar poner fin a la
destrucción de la ciudad en manos del Colegio de Arquitectos. Durante más de
una década nadie se pudo recibir en Arquitectura pues los intereses de los
constructores domiciliados en la Secretaria de Obras Públicas no aceptaban
competencia alguna. El patrimonio construido de la ciudad y de muchos de los
monumentos religiosos del estado fue posible su conservación por la acción
decidida de la entonces Secretaria del Patrimonio Nacional. Fue cuando se
restauraron ruinas que el Estado no había podido conservar: Santo Domingo, San
Francisco, el Zócalo, Siete Príncipes, Santa Catarina, la catedral, etc.
A partir de 1973 principio de este
Centro Regional fue el fin del centralismo en varias ramas de la investigación
y conservación. No volvieron a salir al centro del país piezas arqueológicas y
se empezó hacer responsables a los municipios para que ellos conservaran su
propio patrimonio arqueológico que salía de las siempre presentes llamadas denuncias
de hallazgos. Desde la Dirección central de los Centros Regionales se aprobó que
en este Centro Regional se hicieran publicaciones y se administran las ganancias
localmente. La idea era que cada centro
fuera en la provincia un foco de investigación y difusión regional. Fue el
comienzo de uno de los proyectos más importantes que se han llevado desde la
provincia en todo el Instituto, el de los museos comunitarios. Este proyecto
nació en Oaxaca y es ahora solicitado en varios partes de América Latina.
La apertura de
un Centro Regional ayudó a facilitar el intercambio y colaboración de
investigadores nacionales y especialmente extranjeros. De particular relevancia
ha sido la investigación arqueológica llevada a cabo por investigadores
extranjeros que vinieron a revitalizar la arqueología donde había quedado con
Caso, Bernal y Acosta. Oaxaca obtiene también primeros lugares en la
investigación arqueológica de la antigüedad de la agricultura en Mesoamérica, y
en estudios de superficie, de tal manera que a nivel mundial Oaxaca ha sido la
más extensamente estudiada, más que Mesopotamia y Egipto. Esta convivencia
académica de investigadores extranjeros
y nacionales ha beneficiado a Oaxaca con la apertura de nuevos sitios
arqueológicos abiertos al público, conocimiento de las culturas loacales, y muy
especialmente en la formación de nuevos investigadores mexicanos en varias
disciplinas.
Ese
primer entusiasmo por la conservación que se había logrado con la nueva ley
(1972) se reflejaba en muchos de los trabajadores que se empezaron a convertir
en denunciantes voluntarios de obras clandestinas en la ciudad. La entrega de
arquitectos oaxaqueños en la tarea muchas veces ingrata de la conservación de la ciudad debe ser
reconocida ampliamente. Aquí un recordatorio agradecido al Arq. Octavio flores
Aguillón, al Arq. Vicente Nísino Lloret ambos ya difuntos y al Arq. Enrique
Núñez Banuet. En Administración siempre estarán presentes en este Centro de
trabajo la labor inicial de Lorenzo Gamio, Félix Villanueva y muy especialmente de Jaime López. En las
zonas arqueológicas fue el tiempo de vigilantes volantes entre ellos Rafael Vásquez en todo el estado
especialmente en la región de la Cañada, Carlos Jiménez en la de Etla,
Álvaro
Arturo Ramírez de la región de Ocotlán - Zimatlán, Juan Bigueño en Yengola, Arturo Antonio Canseco en Monte Albán, Zenón Ramírez como auxiliar en la solución de
problemas con personas de la ciudad y en varios conflictos en los municipios. La enumeración
de colaboradores del sólo se refiere a
los primeros años de la fundación del
Centro Regional en Oaxaca y aun así está incompleta. Innumerables
denuncias se hicieron por saqueos, y hubo detenciones carcelarias. Ese periodo
se caracterizó por el apoyo directo de las autoridades centrales a los planes y
proyectos de los centros regionales. Guillermo Bonfil tenía un valedor en la
SEP, Aguirre Beltrán, y eso facilitaba el aumento de presupuesto al Instituto y
los trámites a nivel de ministros[18].
Pero así como se
podía llegar a ciertas alturas encomiables también venían los descensos y la
atrofia burocrática dados los vaivenes del régimen del que ya se ha hecho
mención. El sindicato de investigadores cobró fuerza donde antes prácticamente
pasaba inadvertido. Con una mentalidad estaliniana de sus dirigentes
defendiendo al trabajador tuviera o no razón se dejó de avanzar
substancialmente en la investigación y difusión de resultados. El hecho de que el 90 % de los
investigadores son titulares C, pero donde no hacen mayoría en el Sistema
Nacional de Investigadores revela cómo el burocratismos les ha permitido ser
parte de las comisiones mixtas, entre ellas la de evaluación al grado de que un
escalafón de evaluación mal hecho y que favorece precisamente las horas asiento
lleva prácticamente 30 años sin mayores cambios. Todos los logros sindicales
económicos, la mayoría desaparecerán con la jubilación, no han podido obtener la homologación con IPN y los sueldos siguen estancados[19].
Con Enrique
Flores Cano el INAH sufrió la pérdida de independencia del Instituto. El
director volvió a ser como en los viejos tiempos de Caso[20], y Bernal[21], un puesto para ascender políticamente, no para
arriesgarse a antagonizar al gobierno. Flores Cano como comienzo reemplazó al
personal de la Dirección del Jurídico del INAH, se fueron los que conocían de
la ley de la materia y de sus deficiencias, todo un bastión de apoyo en la
provincia en las intervenciones para parar obras o denunciar saqueos. Pronto se
acumularon tres jurisprudencias que debilitaron substancialmente la fuerza de
la Ley de 1972. Tan exitosa había sido antes la asesoría jurídica que su
titular el Dr. Geertz Manero fue llevado a la PGR donde se creó para él por
primera vez el puesto de Oficial Mayor.[22] Fue el comienzo
de una burocracia del Instituto
asentada en el D. F. que no volvió salir a visitar los centros
regionales, situación por cierto que se ha prolongado durante los últimos 30 años.
Las publicaciones del Instituto sólo se pueden conseguir en el D. F. en un país
de 110 millones de habitantes. La institución que ha crecido enormemente en la
parte administrativa y muy poco en la de investigación, al grado que de
aquellos mil y tantos trabajadores del
Instituto al principio de la administración de Bonfil, hay cerca de 8 mil ahora
contando a los innumerables ¨eventuales¨ es decir, los que no tienen plaza. Los
con plaza son un indicio del envejecimiento de la institución dado el poco
interés del gobierno por la cultura en general: este año sólo hay 10 investigadores
con 5 años cumplidos de antigüedad, en cambio con cuarenta años cumplidos somos
38[23].
El vacío de poder para hacer cumplir la
ley localmente, ha llevado a una
parálisis en el proceso de denuncias y de licencias oportunas. Y la pérdida de presencia del Instituto. Eso
necesariamente tuvo que reflejarse en el deterioro de la ciudad y la falta de
apoyos para tener una imagen digna ante la sociedad con la consiguiente pérdida
de autoridad. El caso paradigmático fue la crisis del 2005 en adelante por la
remodelación del zócalo, donde la responsabilidad del INAH brilló por su
ausencia o mejor dicho por su anuencia. Hubo periodos en que varios de los
conflictos con autoridades y particulares, lo mismo el otorgar licencias de construcción debían remitirse a México. Con frecuencia la
misma PGR relegó las denuncias judiciales que se hacían aquí al centro de todo
poder en este país de más de 110
millones de habitantes. Ese
centralismo afectó a muchos proyectos y convenios que se hacían en la
provincia, es el caso de frustrado museo de Zaachila cuando era posible que retornaran los
hallazgos arqueológicos que ni exhibición estaban en el Museo Nacional. Fue tanta la falta de presencia del INAH en los centros de
trabajo que otras autoridades tomaron la responsabilidad de dar licencias, este
fue el caso de la SEDUE cuando se quitó el ciprés de la catedral de Guadalajara
en 1992[24], lo mismo sucedió en Oaxaca ante la total
ausencia de la entonces directora regional del INAH. Fue cuando Ramírez
Vásquez de la Secretaría de Obras Públicas (1976-1982), vino a darle la razón al
gobernador y al presidente
municipal de Oaxaca que habían empezado a ¨remodelar¨ la Alameda y a nivelar la
gran plancha.
Los directores
regionales no quisieron comprometer su
puesto al ver que no había prácticamente comunicación ni apoyo desde las
oficinas centrales, no al menos en los niveles
que se tuvieron digamos de 1972 a 1980s. Al respecto, no se puede menos
de traer a la memoria el ejemplo de Manuel Gamio cuando fue nombrado subsecretario
de Educación en el gobierno del General Calles, eran entonces tales los fraudes
del Secretario José Puig Casaurar que Gamio los denunció. El conflicto se
resolvió previsiblemente destituyendo a Gamio quien en sus propias palabras nos
da ejemplo de cómo se puede uno indignar contra funcionarios que atentan contra
el patrimonio: ¨Sin vanidad ni
fingimiento de ningún género considero que el cese que acabo de recibir y cuya
expedición provoqué insistoriamente (sic),
es para mí un acontecimiento altamente satisfactorio, porque gracias a él creo
contribuir hasta donde me alcanza mi modesta esfera, a la rectificación de
valores morales en la senda de la administración pública que me tocó cruzar, y
a la dignificación de mis compañeros que viven como yo vivía fatalmente sujetos
por la tradición al grillete del servilismo oficial. Con esta declaración pongo
punto final al incidente de mi separación del gobierno del Gral. Plutarco Elías
Calles.¨[25]
A manera de explicación, este escrito
ha querido reflejar el profundo cariño a la institución en la que he trabajado
durante 40 años convencido que los fines por los que fue creado el INAH son dignos de respeto y
dedicación, que la responsabilidad en el trabajo es la única manera de
justificar el sueldo y las prestaciones, que el cuidado del legado cultural del
país está por encima de cualquier interés sindical o de las autoridades cuando
éste sea en detrimento de la conservación y fomento de la herencia cultural de
México. Poco se contribuiría a la merecida celebración del aniversario si no hiciera también un examen
crítico de la institución.
[1]
El
reciente informe ¿Ayudó el TLCAN a México? del Centro de Investigación Económica y
Política (CEPR) en Washington califica el tratado ¨de un terrible error¨ como lo
muestra cualquiera de los indicadores económicos y sociales. Por ejemplo, en el
campo 5 millones de agricultores fueron desplazados entre 1991 y 2007. El PIB
fue la mitad del promedio de américa Latina, el índice de pobreza permaneció
igual que hace 20 años: 52. 3 %, La Jornada, febrero 13, 2014.
[3] Proceso,
diciembre 21, 1992, Nota de Gerardo Ochoa Sandy.
[4]
Rodolfo Morales acusó al INAH de destruir el
patrimonio porque no le permitía remodelar sus propiedades a su gusto, Proceso,
enero 6, 1995, No. 950; el protagonismo de Francisco Toledo ver blog http://dialogosdesoledad.blogspot.com/.
[5]
El
Coloquio de Invierno fue organizado en febrero de 1992, por la Universidad Nacional
Autónoma de México, la revista Nexos y el Consejo Nacional para la Cultura y
las Artes para discutir los grandes cambios de nuestro tiempo.
[6] Proceso,
junio 12, 1995, No. 971. En el ámbito nacional el debate por los libros de
texto de historia para alumnos de primaria siendo Secretario de Educación
Zedillo en 1992 dio como resultado que se destruyeran 6 millones de libros gratuitos ya impresos.
El caso ilustra ese papel libre e interesado de intelectuales al servicio del
mejor postor, ver http://www.felipemoreno.com/zedilloylosintelectuales.htm.
[7] Este proyecto
terminó por acabar la industria cinematográfica mexicana que si bien venía en
declive había llegado a producir 125
películas al año y dar trabajo a 8 mil
familias que de alguna manera estaban relacionadas con la industria, Proceso,
marzo 29,1993, No. 856, Nota de Héctor Rivera. Para abril de ese año habían sido liquidados 300
trabajadores, Proceso No. 909. El CNCA prefirió a la extranjera Cinemark que a
propietarios mexicanos y además sin licitar el contrato para manejar los
autocinemas durante 15 años prorrogables a 30, Proceso abril 25, 1994, nota de
Héctor Rivera. El Arquitecto que diseñó ese proyecto Ricardo Legorreta fue el
mismo que diseñó la plazuela del Carmen Alto aquí en Oaxaca donde tejían y
vendían artesanías mujeres triques quienes fueron desplazadas a la banqueta atrás de Santo
Domingo; esa plazuela ahora es el sitio de artesanías hippies y de piratería de
discos.
[13]
Proceso,
Nos. 916, 920. ¨A Teresa Franco se
le demandó sindicalmente igual que a Matos y a Tovar y de Teresa y al mismo
Salinas de Gortari por las plazas comerciales que comenzaron a desplantar en la
zona arqueológica de Teotihuacán: el Corso, Gamio y Jaguares. Estas se
localizaban en tres puntos distintos de la zona arqueológica, el Corso
detrás de la Pirámide de la Luna, Jaguares en el predio de la Ventilla y
Gamio en las inmediaciones del viejo museo de Gamio en las inmediaciones de la
pirámide del Sol. La demanda se debe haber presentado en 1996 o 97. Luego yo en
lo personal demande a Teresa por los permisos que dio para las
llamadas cumbres Tajín, que después se hicieron extensivas a Sergio Raúl
Arroyo, quien siguió con la costumbre de Teresa de dejar en manos de los
gobernadores el uso de las zonas, arqueológicas, que también lo hizo con
Chichen Itza con Pavarotti y por lo cual también la demandé¨ Enrique Echenique,
comunicación personal, 02/18/2014. Ver para el seguimiento del caso, Proceso,
enero 30. 1995, No. 952; febrero 13, 1995, No. 954; febrero 27, 1995, No. 956.
[14]
La Jornada, Nota de Mónica Mateos-Vega, enero 17, 2014.
Sáizar en el último año de Calderón en 2012 estuvo aceptando documentación por
obras no cumplidas, el monto fue de 350 millones 478 mil pesos, La Jornada,
febrero 23, 2014, Nota de Roberto Garduño.
[16]
Ivan
Restrepo, ¨Intereses inconfesables¨ febrero 3, 2014:
http://www.jornada.unam.mx/archivo_opinion/autor/front/41#sthash.0ISH5Hd0.dpuf.
En 2012 en México se produjeron 96.5
toneladas de oro con un valor de 68 mil
254 millones de pesos, pero según la Ley Federal de Derechos los titulares de
concesiones pagan 5, 91 pesos semestralmente por hectárea durante los dos
primeros años de concesión. La Jornada, febrero 9, 2014. Nota de Juan Carlos
Miranda. Adolfo Gilly en el Seminario Internacional Derecho, Democracia y
Pueblos en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM al hablar
del despojo moderno causado por la globalización dijo que ¨rompe el ancestral
vínculo del ser humano con la naturaleza.¨ Y explicó que la privatización de
cuantos bienes se ha hecho arrasa con la biodiversidad, las creaciones
intelectuales los saberes locales, los códigos genéticos, los espacios
radioeléctricos y aéreos, la energía eólica, e inclusive con la sangre y
órganos humanos, la biosfera entera y recursos necesarios para la vida, como el
agua y las semillas. No es la maldad de nadie, es una fuerza abstracta cósica
que conduce finalmente a la violencia bélica y al exterminio de pueblos,
cultura, bosques, ríos, lagos, glaciares y cultivos milenarios, todos
consustanciales a la vida humana.¨ La Jornada, febrero 13, 2014, Nota de Emir
Olivares.
[18]
El CNCA
creado por un decreto presidencial carece totalmente de la interlocución que se
exige con los diversos ministerios que tiene que ver con los fines del INAH. La
enumeración de colaboradores sólo se refiere a los primeros 10 años de la
fundación del Centro Regional en Oaxaca y aun así está incompleta.
[19] En 1993 el INAH
fue descubierto en su decadencia. La Contraloría General de la Federación
detectó más de 10 cargos contra el Secretario de Administración, el Coordinador
de Difusión y a varios administrativos
por desvío de partidas presupuestales, abuso de atribuciones, nepotismo, enriquecimiento
ilícito durante la administración del Director General Arqueólogo Roberto
García Moll. Algunas cantidades dudosamente comprobadas ascendían a varios cientos de millones de pesos. Aquí en
Oaxaca, durante ese mismo periodo de tiempo, la Contraloría Interna del INAH
selló las oficinas del Director Regional y despidió a coludidos con agentes de
turismo que escamoteaban millones de viejos pesos de las entradas de Monte Albán y otros sitios.
[20]
Alfonso
Caso fue Jefe de exploraciones en la zona arqueológica de Monte Albán
(1931-1943); Director del Instituto Nacional de Antropología e Historia
(1939-1944); Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México. Candidato a
la presidencia por parte del PRI en vez de Adolfo Ruíz Cortinez. Sin embargo los
últimos veintidós años de su vida los pasó como Director del Instituto Nacional
Indigenista, donde dio a su hijo contratos para construir los nuevos centros coordinadores que se
abrían. Como nostalgia de un pasado porfiriano a don Alfonso cuando llegaba con
su chofer a las oficinas de Av. Revolución salía a recibirlo el personal del
INI y cuando partía se volvía repetir el ceremonial acompañándolo hasta que
partía el carro, (Ver Salomón Nahamad, ¨Una experiencia indigenista: 20 años de
lucha desde investigador hasta la cárcel en defensa de los indios de México,¨
mecanoscrito,1988, pp.32). A la toma de posesión de Luis Echeverría no fue invitado
ya, las malas lenguas dicen que eso le ocasionó la muerte.
[21]
Ignacio
Bernal y García Pimentel fue entre otros
sub Director del INAH (1958-1968), Director del INAH (68-71), Director del
Museo Nacional de Antropología e Historia (1962-1968 y 1970-1977). Siendo Sub
director el INAH Bernal trabajó en Yagul y Monte Albán. De estas dos zonas sacó
piedras rodadas para construir la alberca y la barda de sus casa de campo en
San Felipe del Agua. Eso causó que fuera
denunciado ante la PGR mucho antes que se iniciara el Centro Regional del INAH
en Oaxaca en febrero de 1973. Bernal venía a fines de año trayendo secretarias
de México para que atendieran la casa como sirvientas, en esos fines de año
solía invitar a altos funcionarios, entre otros, de la embajada americana. Ya
en tiempo de Bonfil como director General
en los 70s. y siendo Bernal Director del Museo de Antropología, en una
recepción en la embajada, el embajador americano agradeció a Bonfil ¨por las piezas arqueológicas que le había
obsequiado el Dr. Bernal.¨ (comunicación personal de varios directivos del INAH
en 1973). Esa afición por disponer de
piezas arqueológicas se había mostrado antes, cuando vendió otras para
subvencionar los gastos de su boda a la Sra. Troumotille, una coleccionista de
la ciudad de México como ella misma relató al que esto subscribe. Del círculo
familiar de Bernal es Pedro Aspe quien siendo Secretario de Hacienda durante el
periodo de Salinas, fue cuando se hicieron la mayoría de las privatizaciones,
una de ellas la que FONATUR pretendió al querer vender el ex convento de Santa Catarina de Oaxaca.
[22] Para algunos
efectos de esa administración en Oaxaca, ver ¨La basura de la administración
anterior,¨ en Patrimonio y derechos
Indígenas: Tareas pendientes, Oaxaca, Carteles Editores, 2001: 14-15.
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