Impacto
del movimiento de 1968 en la práctica de la Antropología y conservación del
patrimonio.
Manuel
Esparza[1]
Al cumplirse 50 años del
inicio de aquel movimiento es justo preguntarse qué cambios se lograron en la
sociedad. Aquí se quiere presentar algunas consecuencias positivas en las
ciencias sociales, en concreto, en la
Antropología, y al mismo tiempo exponer las causas del decaimiento de
ese significativo impulso en los años posteriores.
Algunos
antecedentes
Las instituciones
emanadas de la Revolución llegaron a la década de los 60 funcionando sin
mayores cambios. El INI fundado en 1948 por Alfonso Caso después de haber sido
director del INAH es sintomático del burocratismo permanente de esas
instituciones con las que llegaron a la crisis de los 60. El muy laudeado Caso
dirigió el Instituto Nacional Indigenista de 1949 a 1970. El también ex rector
de la UNAM y reconocido antropólogo que descubrió Monte Albán al mundo, vivió
sus últimos tiempos en el aurea del prestigio inigualable, y así se los hacía
sentir a sus subordinados: cuando él llegaba a su oficina del INI en Avenida
Revolución, todo el personal salía a la calle a recibirlo y lo mismo se repetía
cuando se marchaba.
Para
la toma de posesión de Luis Echeverría Alfonso Caso no fue invitado en contra
de los múltiples actos del gobierno en que figuraba prominentemente. Ese mismo
año de 1972 muere Caso y es sustituido por el Doctor y Antropólogo Gonzalo Aguirre
Beltrán como el hombre fuerte que manejaría no sólo al INI sino al INAH, INBA, Culturas
Populares, etc. desde la Subsecretaria de Cultura Popular de la SEP (1970-74).
Varias
de las grandes manifestaciones de protesta del movimiento salían del Museo
Nacional de Antropología donde tenía su sede la Escuela Nacional de
Antropología. Los contingentes de otras escuelas públicas y privadas se unían a
los mayoritarios de la UNAM y el POLI y lo mismo hacían las gentes en las
calles en apoyo a los estudiantes.
Las sesiones
diarias en el CNH terminaban de noche y a veces de madrugada, en varias
ocasiones el que esto escribe se ofreció a llevar los tardíos comunicados al Excelsior,
y cuando éste empezó a poner trabas, esos boletines de última hora los llevaba
al periódico El Día.
El 3 de octubre, al día siguiente de la masacre en Tlaltelolco, Excelsior publicó un artículo sobre la falta de
participación de la Iglesia Católica en el movimiento (Ilustración 1)[2]. La
represión se agudizaba y los presos del movimiento en Lecumberri en protesta se
declararon en huelga de hambre. En reunión en casa del pintor Siqueiros se
acordó que muchos firmáramos un desplegado denunciando el atropello de derechos
humanos que estaban sufriendo los 86 presos y otros muchos en otras cárceles
del país (Ilustración 2).
Consecuencias
de la participación en el movimiento
El antecedente de hallar
las llantas ponchadas en el estacionamiento del Museo de los que regresaban
después de horas de protesta en el Zócalo, fue sólo el inicio de la represión
contra la participación de la ENAH; su director el Antropólogo Guillermo Bonfil
fue expulsado por órdenes superiores, en solidaridad muchos profesores y
alumnos se fueron a la IBERO y junto con los que ya trabajaban ahí e
invitados, ésta se convirtió en una de
las mejores facultades de Antropología de América Latina con Daniel Casez, Enrique Valencia, Ángel Palerm,
Arturo Warman, Juan José Rendón, Francois Lartigue, Arturo Román Mercedes
Olivera, Margarita Nolasco, Luis Reyes, Noemí Castillo, Frederich Kats, Hugo
Nutini, Germán Guzmán, Robert Kemper , etc.
Se dijo entonces que Echeverría al saber que donde
trabajaba el INI no había habido conflictos
sociales, entonces pidió a Aguirre Beltrán que abriera muchos centros coordinadores
en todo lo largo y ancho del país. Aguirre Beltrán con la ayuda del Antropólogo
Ángel Palerm y otros colegas diseñaron un proyecto de escuela de antropología
aplicada donde preparar profesionales que se hicieran cargo de esos centros.
Así fue como se abrió en San Cristóbal de las Casas, la Escuela de Desarrollo Regional
de Chiapas en 1971. La idea de controlar el campo indígena siguió, de 12
centros coordinadores del INI en 1964 eran 100 para el 2000.
Ya
dese antes del 1968-1971 se venía cuestionando el papel de la antropología indigenista.
Se hacía énfasis en los temas de enseñanza en la ENAH o UIA de la teoría
marxista de suerte que reuniones académicas en el 69 y publicaciones desde el
70 cuestionaban la influencia católica y protestante (ILV) en las comunidades indígenas.
En la Escuela de Desarrollo de Chiapas se quiso acabar con prácticas corruptas
de reclutamiento de promotores bilingües, ahora se hacía a la propia comunidad
responsable de vigilar que el personal del INI cumpliera, de lo contrario nombrarían
a otros. Se pretendió unificar a las direcciones de los centros coordinadores
en un enfoque de desarrollo étnico autogestivo. Estos cambios no fueron bien
vistos por la cúpula de viejos profesionales del INI y pronto empezaron los
despidos y las renuncias en solidaridad[3].
El
INAH y la conservación del patrimonio
En 1972 Aguirre Beltrán
colocó en la dirección del INAH al Antropólogo
Guillermo Bonfil. Para entonces el Instituto reflejaba el centralismo
del gobierno nacional: prácticamente todo el personal trabaja en el D. F. Bonfil
abrió los ocho primeros Centros Regionales con antropólogos como directores en
contra de la costumbre de nombrar licenciados en varias de las oficinas del
Instituto. Uno de esos centros tuvo principio en Oaxaca en 1973. Igual que en
los otros siete restantes la mayoría de los directores fueron antropólogos
concientizados en los acontecimientos del 68.
La
nueva orientación del INAH con sustento en la ley de la materia de 1972 tenía
como objetivos propios la investigación, conservación y difusión de los bienes prehispánicos,
históricos y paleontológicos del país[4]. Para la fundamentación legal
de esa ley fue necesario un cambio constitucional avalado por la mayoría de los
estados. La participación activa de la Secretaría del Patrimonio Nacional favoreció
la conservación del patrimonio histórico construido del país, hubo presupuesto
para la restauración de edificios religiosos y centros históricos. En Oaxaca mucho
del patrimonio construido estante se debe a esa tarea de la Secretaría del
Patrimonio. Se creó en la misma Procuraduría General de la República la
Oficialía Mayor que no existía antes para atender, entre otros, delitos contra
el patrimonio como era especialmente el saqueo y contrabando de piezas
arqueológicas. En las Agencias del Ministerio público se llegó a asignar agentes
que acompañaban a los abogados y arqueólogos en zonas y sitios donde había
saqueos o a suspender obras no autorizadas. Las penas por robo, daños a los monumentos
arqueológicos llegaron a ser más severas que el tráfico de drogas. En todo el
país se hizo publicidad exhortando a la conservación, los miles de posters con
la leyenda Manos mexicanas los hicieron,
manos mexicanas deben conservarlos llegaban a todos los rincones. En Oaxaca
hubo autoridades aisladas que dijeron que era la primera vez que recibían
comunicación del gobierno…
Una
significativa secuencia del 68 en Antropología fue la creación en 1973 del Centro de Investigaciones Superiores del
Instituto Nacional de Antropología e Historia (CISINAH). Éste fundado por
Gonzalo Aguirre Beltrán, y dirigido después por Guillermo Bonfil y Ángel Palerm
respectivamente, fue reestructurado en 1980 en el actual Centro de
Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) el cual
cuenta con 7 sedes en el país, una en Oaxaca con el nombre de CIESAS Pacífico Sur.
El impulso académico en ciencias sociales hacia la provincia también llegó a
Oaxaca con la creación del ¨Programa para la Formación de Profesores en Ciencias Sociales” (1974-1979),
auspiciado por el Instituto de Investigaciones sociales de la UNAM. En 1980 con
la participación de la mayor parte de los egresados de dicho programa, se formó
el actual Instituto de Investigaciones Sociológicas, el IISUABJO.
Relevancia
en Oaxaca
La inauguración del Museo
Regional del INAH en el exconvento de Santo Domingo en 1972 fue una carta de
presentación del proyecto nacional del cuidado de la cultura. La promulgación
de la ley federal ese mismo año sobre monumentos del patrimonio dio la
cubertura legal para las acciones que se empezaron a tomar respecto a construcciones
en zonas históricas y en monumentos amparados por la ley.
Las
inercias locales pronto se manifestaron en el rechazo a la ley Federal especialmente
por el Colegio de Arquitectos y el grupo de arquitectos en la Dirección de Obras
y Servicios Públicos. El monopolio de licencias de obras de esos profesionales había
impedido por años que se recibieran nuevos arquitectos, tenían que salir a
estudiar a otras universidades. No sólo era la oposición a la Ley de parte del sector
oficial, los propietarios de inmuebles, muchos acostumbrados en dejar caer sus
casas para luego demolerlas y hacerlas modernas, representaron un reto a una
convicción de los participantes activos del movimiento del 68: la voluntad de
cambiar las cosas, no aceptar coerciones ni cohechos en hacer cumplir la ley. La
suspensión de obras no autorizadas de particulares se multiplicaron, también obras
no autorizadas del mismo gobierno local, y aun clausuras de importantes
proyectos de restauración de la federación por no ajustarse a las licencias. A
pesar de los esfuerzos del gobernador no se pudo conciliar con el multicitado
colegio para lograr la redacción de una ley reglamentaria del Decreto de Declaratoria
de la ciudad de Oaxaca como zona de Monumentos Históricos[5]. En otras ciudades de
México esta oposición a la conservación de la ciudad causó sorpresa porque
apreciaban que la ciudad de Oaxaca fuera distinguida con esa declaratoria cuando
otras no lo lograban aún. Las protestas, sin embargo, no amainaron, se llegó
pedir la derogación de ese decreto, se publicó por el gremio de los arquitectos
la Carta de Oaxaca fijando su
posición opositora.
Las fuerzas vivas de los sectores claves
del gobierno vieron oportunidad de hacer valer derechos estatales exigiendo en
algunos casos respeto a la soberanía del estado en las licencias en monumentos de la federación:
de esa manera se llegó a prohibir el acceso
a Monte Albán a los empleados del INAH, a exigir se acataran las disposiciones
de la Dirección de Obras y Servicios Públicos en sitios de competencia federal
como fue el caso del ex convento de Santa Catarina cuando se comenzaba la
restauración[6],
o la remodelación de la Alameda de León autorizada por el Presidente Municipal
de la ciudad apoyado por gobernador. Fueron varios los edificios hoy estantes
que esa Dirección de Obras y Servicios Públicos y las subsiguientes direcciones
ordenaron derribar y no se les permitió.
Otro
efecto del movimiento del 68 fue la democratización de algunos aspectos de la
administración pública. En el caso de Oaxaca, los rescates arqueológicos cuando
se abrían caminos, o por hallazgos eventuales, o cuando se hacían excavaciones planeadas,
la costumbre era llevarse esos monumentos a las bodegas del Museo Nacional en
la capital. Con la apertura del Centro Regional en 1973 se revirtió por
completo esa tendencia centralista. Se autorizó conforme a Ley a la formación
de sociedades locales, o juntas vecinales, para que ellas o directamente los
municipios se hicieran del cuidado de los hallazgos. Se levantaban actas de los
depósitos que seguían siendo patrimonio de la nación, y aun se les ayudó a la
creación de museos de sitio con estanterías, cédulas, etc. Los mismos
pobladores nombraban a los encargados vigilar los depósitos. Así fue como se hicieron
esos museos de sitio y depósitos arqueológicos al cuidado de los municipios
mismos en Huamelulpan, San José Mogote, Santa Cruz Mixtepec, Ayotzintepec,
Yucuita. A nivel nacional y aquí en Oaxaca comenzó luego un proyecto de museos
escolares. Vendría después el proyecto de Museos Comunitarios a cargo del INAH
Oaxaca que ha tenido gran éxito no sólo en la creación de numerosos museos en
el estado, sino que se ha dado asesoría por los antropólogos directores de ese
proyecto en otros estados y aun en otros países.
En
contraste de esa primera camada de directores regionales salidos del movimiento
del 68, los subsiguientes autoridades después del periodo de Bonfil y de García
Cantú en la Dirección General, fueron ya nombramientos siguiendo los lineamentos
que empezó a imponer el gobierno neoliberal de Salinas de Gortari. La medida
más dañina para el INAH fue la creación del CNCA al cual quedó subordinado
junto con Bellas Artes, entre otros. Fuera del primer director de ese engendro legal
que respetó la autonomía del INAH(Víctor Flores Olea) los siguientes fueron claramente
autoridades que seguían las directrices del gobierno. El INAH mientras tanto
carente de figuras fuertes en la dirección general sucumbió a la orientación
privatizadora y de poco interés por la cultura que no fuera el comercial: ya no
teníamos petróleo que vender, entonces y hasta el presente se cree que el
turismo es la nueva fuente de inversiones por medio de la explotación del patrimonio
tanto natural como el cultural. Gastón García Catú fue el último director
general del INAH que supo defender la conservación del patrimonio con energía y
aun oponiéndose a las más altas autoridades y aun los mismos empleados del INAH.[7]
Oaxaca sufrió en su patrimonio las consecuencias
de la subordinación del INAH al CNCA. Los delegados regionales sin el apoyo
jurídico e institucional de la institución dejaron al garete la autoridad que les
confería la ley de la materia donde claramente se estipula que es de la
competencia del INAH ¨La calidad de la Zona monumental de la ciudad de Oaxaca.¨[8] Sólo en Oaxaca fue de
notar el daño a Monte Albán donde se dejó sin desmonte dos veces por año la zona arqueológica dando
como medida destructiva que subiera el gobernador Heladio Ramírez acompañado como él mismo declaró a la prensa con
más de 10,000 niños y adultos armados con picos, palas y machetes a desarraigar
los gruesos yerbajos de entre los sillares de los edificios causando así más
daño. Así fue como por desidia del delegado en turno se destruyeron áreas del
sitio arqueológico de Hierve el Agua para la construcción de cabañas y restaurante.
El caso más grave, sin embargo, estaba por venir con el gobernador Ulises Ruiz cuando
se niveló la plaza de armas provocando caída de árboles y motivando a toda
suerte de estratos sociales de la población a manifestarse en platón permanente
pidiendo ya desde el 2005 la destitución de ese gobernador. Fue en ese periodo
también que se privatizó el lado norte de la plaza para favorecer en ese
corredor al restaurante de un hotel. La delegación del INAH de entonces volvió
a tranzar como lo había hecho antes con el gobernador Murat con la construcción
de baños en la colindancia con la capilla abierta de Cuilapan para la celebración
de la boda de su hijo, de igual manera esa delegación fingió haber dado licencia
al estado para que sus personeros que nivelaron y cambiaron las dimensiones del zócalo evitaran así
denuncias en contra.
Cuilapan
vuelve a estar en las noticias ahora por el uso del espacio del exconvento para
celebración de bodas de gente influyente en el nuevo gobierno de Murat hijo[9]. A este propósito hay que
recordar que México tiene muy buenas leyes para la conservación del patrimonio,
pero no se cumplen. Este es el caso del uso de museos, zonas arqueológicas y ex
conventos para usos ajenos al fin de esos monumentos. Véase el acuerdo
presidencial al respecto.[10]
La
variopinta y pintarrajeada ciudad con bardas y muros a punto de dañar
transeúntes, calles bloqueadas y ruidos de comercios a todo volumen se presume
en la publicidad del gobierno como Patrimonio de la Humanidad[11].
Lo
que se logró en 1968 en el ámbito de las ciencias sociales y en la conservación
del patrimonio se debió a una conjunción de factores: una autoridad en nivel
alto que podía negociar presupuestos, creación de plazas, nombrar subordinados
que en los puestos claves eran de la misma profesión. El apoyo institucional a
las bases desde las alturas administrativas fue fundamental para evitar la
simulación y el dejar pasar las causas del deterioro del patrimonio. Lo más
importante, sin embargo, fue la política económica suficientemente nacionalista
de entonces que permitió diferir el embate del neoliberalismo y la
subordinación a las fuerzas globalizantes posteriores.
Referencias
Ilustración 1 Ilustración 1
ILUSTRACIÓN 2
ACUERDO por el que los
museos nacionales y regionales así como los monumentos arqueológicos e
históricos y las zonas de monumentos arqueológicos dependientes del Instituto
Nacional de Antropología e Historia no serán utilizados por ninguna persona
física o moral, entidad federal, estatal o municipal, con fines ajenos a su
objeto o naturaleza (Diario Oficial, octubre
31 de 1977).
ARTICULO SEGUNDO. Queda
bajo la competencia del Instituto Nacional de Antropología e Historia el
cumplimiento de lo orientado por la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas
Arqueológicos, Artísticos e Históricos y su Reglamento, respecto a la calidad
de la Zona Monumental de la ciudad de Oaxaca de Juárez, Oax.
DECRETO por el que se
declara zona de monumentos históricos la ciudad de Oaxaca de Juárez, Oax. 15 de
marzo de 1976.
Esparza, Manuel Un legendario activista de Chiapas, Mardonio
Morales: Antecedentes del levantamiento zapatista de 1994, INAH Oaxaca,
Carteles Editores, 2013.
--------------------¨75
años del INAH y 40 del CRO-Oaxaca¨, Museo de las Culturas de Oaxaca, Febrero
27, 2014 en http://dialogosdesoledad.blogspot.com/ martes, 4 de marzo de 2014.
Fuentes García, Guillermo, Gastón García Cantú: Recuerdo en breves trazos, Centro de Estudios
Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano, 2007.
Ley Federal sobre
Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, Diario Oficial, 6 de mayo de 1972.
OFICIO
de la Dirección de Obras y Servicios Públicos al responsable de la obra de
reacondicionamiento (sic) del ex-convento de Santa Catalina, Oaxaca 10 de junio
de1975 suscrito por el Director Arq. Francisco José Santibáñez
Ramos (Archivo de la Secretaría del Patrimonio Nacional, Sitios y Monumentos).
Torrentera,
Lilia ¨Funcionario de Alejandro Murat, realiza onerosa boda en un Oaxaca
pobre¨, La boda de Enrique Stacpool Madrigal, secretario
privado del gobernador Alejandro Murat Hinojosa, se celebró el 17 de marzo. http://ciudadania-express.com/2018/03/20/funcionario-de-alejandro-murat-realiza-onerosa-boda-en-un-oaxaca-pobre/
UNESCO El 11 de diciembre
de 1987 Oaxaca de Juárez y la zona arqueológica de Monte Albán -junto con la
Ciudad de México y Puebla- fueron inscritas en la Lista del Patrimonio Mundial
de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura.
[1]
El
siguiente es el testimonio de uno que fue delegado de Antropología de la
Universidad Iberoamericana en el Consejo Nacional de Huelga en 1968. Después de
estudiar en el extranjero, debido a las consecuencias de su participación en el
movimiento, lleva trabajando en el INAH de Oaxaca desde hace más de 40 años.
[3] Esparza 2013
[4] Ley Federal…1972
[5] DECRETO…1976
[7] Fuentes García 2007:210-227;
Esparza 2014.
[9] Torrentera L 2018.
[10] Acuerdo…Diario oficial, octubre 31 de 1977.