viernes, 15 de abril de 2011

Reconocimiento internacional a Salomón Nahmad

Reconocimiento internacional a Salomón Nahmad

El pasado 29 de abril, en el Congreso Anual 71 de la Society for Appplied Anthropology, en Seattle, el antropólogo Salomón Nahmad fue premiado con la distinción de esa sociedad científica por su larga contribución profesional en el ámbito de la aplicación de la antropología a favor de las comunidades indígenas del país. Desde estas líneas se le manda una felicitación y se le dan las gracias por la oportunidad que ofrece a los colegas de reflexionar sobre el contenido de su discurso de aceptación: ¨El papel de la Antropología en los cambios y retos del siglo XXI.¨
   A nadie se le escapa que en México como en el resto del mundo la desigualdad impuesta por el sistema financiero mundial afecta a millones de seres humanos, desde la explotación de mano de obra barata hasta el despojo de recursos naturales de otros países por invasiones disfrazadas de intervenciones humanitarias. Ante esta realidad se pude preguntar cuál es el papel de las ciencias sociales, en concreto de la antropología, en la comprensión de los problemas y en la aportación de soluciones. Se antoja que a nivel de economía mundo es muy limitado el efecto que puede ejercer cualquier antropólogo, sus  aportaciones  tradicionales, en cambio, han sido los estudios de comunidad,  de grupos étnicos, de  minorías en el medio rural y urbano entre otros.
   La reflexión que se impone ante la distinción a un colega, es si la antropología  aporta algo nuevo ante ¨los cambios y retos del siglo XXI,¨ como dice el título de la ponencia de Nahmad. Para el homenajeado ¨la antropología social aplicada es, en el fondo, una ciencia crítica de los modelos culturales que aparecen, al estudiar el orden social…¨ Y toda crítica abarca los aspectos laudatorios como los negativos del actuar de las instituciones y de los individuos responsables de implementar ¨modelos culturales¨ que afectan el ¨orden social¨ de las comunidades y minorías, especialmente de los pueblos indígenas de México, modelos a los que se refiere Nahmad cuando afirma que han fracasado ¨los proyectos de desarrollo implementados y dirigidos hacia las regiones indígenas, queriendo sustituir su cultura en vez de desarrollarla (sic).¨
   De las mismas afirmaciones de Nahmad, entonces, veo que su reconocimiento fue, en parte, por adelantado, que aún nos debe la crítica negativa de la política indigenista mexicana. Salomón Nahmad es un testigo privilegiado de dicha política que él mismo llama ¨integracionista y aculturativa¨, desde el tiempo de Alfonso Caso hasta después de Gonzalo Aguirre Beltrán, dos figuras históricas del indigenismo oficial. Alguna vez le dije, hace años, que él debía escribir esa parte de la realidad con pelos y señales. Me respondió que sí, que él tenía el archivo en su casa (archivo de los años que fue funcionario del INI y de Educación Indígena de la SEP). Al paso del tiempo, y al volverle a recordar un par de veces, respondía que no podía escribir, que estaba amenazado y temía por su familia. No elaboró quién y por qué lo amenazaban, no insistí más.
   Debe ser difícil evaluar una larga experiencia en el indigenismo oficial, especialmente contar la connivencia que se dio entre el gobierno y el INI en situaciones de despojos de tierras para grandes proyectos de desarrollo,  de los abusos de varios ingenieros, abogados y demás profesionales del INI a las comunidades indígenas en la morosidad en hacer deslindes y arreglar conflictos por límites de tierras; la venta de plazas para los promotores bilingües, el caciquismo que se creó, con frecuencia, entre los mismos promotores, el papel de los altos funcionarios en la educación ¨bilingüe y bicultural¨ o falta de ella; el origen y desaparición del IIISEO (Instituto de Investigación e Integración de Oaxaca) que se presumió como la primera universidad indígena del país, y que entre sus cuestionables acciones, los antropólogos experimentaron con niños de escasos años de edad sus métodos de castellanización teniéndolos internos y alejados de sus familias, ¿cómo fue posible que la instancia nacional indigenista no dijera nada?;  la Escuela de Desarrollo de San Cristóbal de las Casas es otro ejemplo de la política indigenista del INI, pero sin que se hayan dado aún razones de su fracaso; la política gubernamental de control político-social en la creación de Centros Coordinadores que sólo en el periodo de Echevarría (1972-1976) se hicieron 58, y un largo etcétera que incluiría aclarar definitivamente las causas atrás de las amenazas a Nahmad.
   Nunca es tarde para dejar un testimonio contundente de lo bueno y lo malo de la política indigenista que se siguió durante décadas. Así se lo desea una vieja compañera de Nahmad, la antropóloga Mercedes Olivera: ¨Ojalá que Salomón entienda que su tiempo es ahora y que lo que vivió nadie más lo puede escribir, serviría de aprendizaje para que las generaciones que vienen atrás de nosotros aprendan de la verdad y no de los mitos. Su satisfacción en ello sería el mejor premio que podrá recibir.¨

3 comentarios:

  1. Querido Manuel: Gracias por tu envío. No conocía el texto de Salomón. Lo leí ahora muy rápido. La impresión que me da es que, además de las flores que el mismo se entrega, no hay una crítica seria al indigenismo integracionista, pero ya en la actualidad, seguir hablando en ese tono no se vale cuando los problemas ahora, con las políticas neoliberales, son mucho más graves. El camino que yo veo ahora ya no es la integración, sino la desaparición. Aquí en Chiapas, las cosas son claras, despojos de tierras para establecer empresas y ciudades rurales y grandes centros turísticos en los territorios indígenas, compra de tierras tanto las individualizadas con el PROCEDE, como las colectivas para las siembras de piñón y otros arbustos que alimentarán la producción del biodiesel, cuyas instalaciones empezarán a funcionar muy pronto. El neoliberalismo está proletarizando, arrasando con las comunidades y con las vidas indígenas; con el programa OPORTUNIDADES los cambios han entrado en la familia a través de las mujeres que ahora tienen la función de producir esclavos para las empresas con la capacitación mínima requerida para ser ocupada como mano de obra barata y mal pagada. El PROCEDE ha invadido la vida de las mujeres, a través de ellas se fortalece el consumo que no es otra cosa que un apoyo y enraizamiento de las familias a la dependencia del mercado. En una investigación reciente encontramos que muchos indígenas ya no siembran, con el OPORTUNIDADES se mantiene a las familias, y ellos pueden migrar para supuestamente mandar algo de dinero, pero eso sólo pasa en las familias con mayores "capitales culturales" pues entre los que apenas saben leer y no han hecho en su vida otra cosa que sembrar, el trabajo fuera y en EU es realmente muy precario, las mujeres se quejan de que no les mandan nada y que al contrario ellas tienen que mandarles dinero para sobrevivir o para que se regresen, también se quejan de que muchos regresan en cenizas.
    Bueno qué te cuento, creo que en todas partes está pasando lo mismo, ya no podemos hablar de indigenismos y democracia liberal cuando lo que tenemos enfrente ya no acepta esas soluciones ni siquiera a nivel de discurso. Yo creo Manuel que tenemos que analizar la nueva realidad de los indígenas en el sistema, creo que no lo hemos hecho y seguimos pensando con simbologías de otro momento. Como siempre tienes que tomar en cuenta que mis posiciones son radicales, pero creo que no pueden ser de otra manera, tenemos que pensar en la construcción de las verdaderas autonomías indígenas y no sólo en sus derechos autonómicos ¿qué se necesita para que puedan reconocerse esos derechos por los estados, pero sobre todo qué se necesita para que los indígenas puedan ejercerlos, autodeterminarse dentro de sus propios canales culturales?
    Bueno Manuel, ojalá encontremos espacios para discutir esos problemas. Yo ahora sigo luchando porque los y las indígenas adquieran conciencia de lo que pasa más allá de sus comunidades y que definirá su futuro próximo. Ellos decidirán, pero ¿los antropólogos qué tenemos que hacer? ¿Podemos hacer algo? ¿Sigue siendo válida la Antropología Aplicada para algo más que hacerle la cama a las nuevas políticas para que los grandes capitales resuelvan sus crisis? Te mando un abrazo fuerte. Mercedes

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  2. Querida Meche
    No sólo en el discurso de Salomón se repite que la antropología es el estudio de las diferencias culturales. Ya lo había dicho M. Harris y se oye entre los culturalistas que les molesta que los hombres tengamos una naturaleza común. La antropología no puede dejar de lado las semejanzas entre los grupos tanto entre los humanos como entre estos y el resto de los seres vivientes. Hace poco Guillermo de la Peña en una reunión habló en esos términos, insistí que si no fuéramos semejantes no habría medicina ni otras ciencias humanas, todo sería un relativismo esencialista (suena raro), y respondió que la ONU no ha podido definir qué es naturaleza humana. Y qué importa la ONU, digo yo, si no ha podido definirse a cerca de los derechos colectivos por los intereses hegemónicos que se oponen. Gustavo Esteva en conferencia idealizante de las diferencias culturales al grado de sonar como los románticos alemanes tipo Herder casi diciendo que cada cultura es una esencia, me replicó cuando le hice ver que había muchísimos universales que se aplican a todas las culturas: "hay que tener mucho cuidado con los falsos universales." Algo de esto suena Nahmad cuando dice ¨La antropología se opone radicalmente a la idea de una naturaleza humana fija y eterna¨. Aunque luego continúa en términos que contradicen lo que acaba de decir: ¨La antropología social aplicada es, en el fondo, una ciencia crítica de los modelos culturales que aparecen, al estudiar el orden social, ya que, no existe sociedad humana que no busque el bienestar y la transformación de la vida del hombre. La antropología está profundamente ligada a la ética humanista y con ello a los filósofos universales¨. Si todas las sociedades buscan el bienestar entonces hay una base existencial común llámese como se quiera. Los ¨filósofos universales¨ no han podido menos de hacer su tarea teniendo en cuenta nuestra común naturaleza.
    Creo que la antropología tiene un reto ante las evidencias de las neurociencias (o neo darwinianas): un poco de énfasis en lo que nos asemeja ayudaría a ver los derechos humanos tan traídos y llevados como inherentes a la dignidad humana de todos, no sólo de los "otros", esos que "tienen cultura". Somos nosotros los que decimos quiénes tienen cultura: "ellos, los indígenas." A ellos hay que cambiarlos, les vamos a llevar las soluciones. Los embates del neoliberalismo que tan bien describes nos afecta a todos, a unos más que otros, desgraciadamente se ceba en los que menos se pueden defender. Gracias por compartir tus inquietudes, como siempre, Manuel.

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  3. Ron Waterbury dice: Son muy interesantes y importantes tus observaciones. ¿Tengo tú permiso de difundirlas a la lista de estudios Oaxaqueños y un par de otras listas relevantes; ejemplo LASA México Group, Society for Latin American anthropology (de la AAA)?

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