Oaxaca
entre la modernidad y la tradición.
“Los únicos que tienen cultura, no sólo en México, sino en el
mundo son las comunidades indígenas de Oaxaca” dijo Pío López Obrador en una
conversación hace siete años. Ya antes, en 2009 AMLO decía que “El de Oaxaca es
uno de los pueblos más cultos del mundo”, “En Oaxaca hay una gran reserva moral
y cultural para la regeneración del país.” “Los pueblos de Oaxaca…por su
cultura e inquebrantable resistencia, mientras dure el mundo, nunca perderán su
gloria y su grandeza.” Este consenso entre
hermanos tiene un sustento, la visita a los 570 municipios de Oaxaca durante
seis meses en 2009. Eso fue hace 10 años cuando no era presidente todavía.
Igual que un antropólogo López Obrador fue llevando diario de campo que luego
resumió en varias entregas en “Un viaje al corazón del México profundo” (La
Jornada, 7-10 diciembre de 2009).
Resalta de esa información la
realidad desnuda:” Por el abandono del gobierno, Oaxaca es el estado con más
pobreza y marginación en el país”, “la ayuda del gobierno estatal es
prácticamente nula y los apoyos federales son muy escasos”, “es tanta la
marginación que hay pueblos que no cuentan con servicio telefónico”, “en el 95
por ciento del territorio no hay servicio celular”, de los 570 municipios “290
no tienen camino pavimentado”. Municipios sin médicos, algunas ciánicas de
primer nivel están tan lejos que mueren los pacientes antes de llegar, por
ejemplo, en Choapan “el hospital más cercano está a 5 horas de distancia en
Tlacolula.” Escuelas abandonadas o distantes:” muchos niños y adolescentes caminan
hasta dos horas para asistir a la escuela y casi todos llegan sin desayunar.” Es
numerosa la deserción escolar como lo comprobó en San Francisco Huehuetlán o en
San Juan Panzacoalco; problemas agrarios sin resolución por décadas, fraude a
los ahorros de los migrantes por cajas fantasmas en Santa Cruz Nundaco y Santos
Reyes Tepejillo. Despojo de tierras por compañías mineras “en Oaxaca donde se
han entregado 235 concesiones a particulares para enajenar un millón 191 mil
hectáreas, es decir, el 12 por ciento del territorio de Oaxaca”.
De los innumerables recorridos por
todo México, AMLO en 1917 publicó un informe de la realidad del país y las soluciones
que se necesitaban (2018 La Salida: decadencia y renacimiento de México, Planeta,
2017). Llama la atención la claridad con la que se perciben problemas
especialmente por despojos de los pueblos indígenas y la urgente necesidad de
velar por sus derechos colectivos.
Varios de los proyectos de entonces
se han ido llevando a cabo causando gran controversia por sentirse que no van con
el interés de los pueblos. No deja de llamar la atención la falta fiable de
consulta, la información deficiente del impactó al medio ambiente de los
megaproyectos. Todo parece ser otro ejemplo de modernidad versus tradición. En un
régimen capitalista como el de México que forma parte de la estructura económica
mundial, necesita modernizar las rutas de competición comercial, y asegurar la
suficiencia energética y alimenticia de 130 millones de mexicanos. La coyuntura
de equilibrio consiste en acotar los efectos del capitalismo salvaje afrontando
los intereses de los más privilegiados, y al mismo tiempo atender los reclamos
de los derechos de las minorías.
En Oaxaca es notoria la resistencia
contra proyectos que afectan sus territorios, recursos comunales naturales y su
convivencia cultural. Este último aspecto lo resume AMLO en sus observaciones
del recorrido por los pueblos de Oaxaca: “allí existe un modo de vida alejado
de la ambición, de la codicia y del odio.” En la asamblea comunitaria “los
funcionarios no cobran. Hay un auténtico servicio civil de carrera”, “no domina
el individualismo. La gente coopera y aporta tequio en beneficio de la comunidad,
prácticamente no existe la noción del salario; todo se retribuye sin dinero de
por medio.” “Es tan profundo y satisfactorio vivir de esta manera…de auténtica
fraternidad” que en Totontepec “gracias a sus valores y organización comunal
nunca se había registrado ningún asesinato.” “La portentosa cultura de los
pueblos de Oaxaca está llena de valores…existe un profundo respeto a las
mujeres…” “los pueblos de Oaxaca son de
los más limpios de México…”
Siguiendo el consejo de AMLO que dice
“En el terreno de lo programático actuaremos con el mayor realismo posible y
sin ocurrencias ni engaños…” Se ve que la anterior idealización de los pueblos
de Oaxaca no ayuda a entender el por qué se aferran a su cultura y tradiciones
y desconfían de los proyectos que no los benefician. El oaxaqueño es igual a
todos los demás desde que somos como cualquier otro del género homo sapiens. Desde
el registro milenario arqueológico el oaxaqueño es igual o más violento que
otros, en la actualidad abundan a diario los conflictos sangrientos agrarios, las
ejecuciones por justicia propia, la violencia contra las mujeres incluyendo la
venta de niñas, los comisarios ejidales cobrando derechos inventados a los
avecindados y sin dar recibo, autoridades municipales en contubernio con empresas
extractivistas, lideres gremiales corruptos en competencia con los extorsionistas
de los comercios y mercados, caciques de
los pueblos obstaculizando proyectos a cambio de dinero, lideres autóctonos fomentando
invasiones de terrenos particulares, lideres magisteriales y cualesquiera otros
que organizan bloqueos que paralizan carreteras, y ciudades, basura y pintarrajeo
que ya son parte del equipamiento urbano.
En un estado con la geografía montañosa
que aísla a 3000 comunidades la consulta que pide la OIT es una ilusión, más si
todo se debe aprobar por asambleísmo, llegar así a un consenso sobre cada
proyecto dilataría años. La tradición una vez más tironeada por la defensa de
sus recursos vitales y culturales y las fuerzas de la modernización.
Respecto a evitar “ocurrencias y
engaños” el presidente observó en Oaxaca “Todo lo que uno ve al llegar a un
pueblo: las calles, la plaza, el templo, el palacio municipal…se ha construido
con el esfuerzo de la gente. El fruto de la cooperación y del tequio.” Tan conveniente
es esa práctica por los gobernadores del estado que en 1998 pasó a se parte de
la Constitución del Estado (Art. 12). El tequio aprovechado para sustituir los
gastos obligatorios de los proyectos de los distintos órdenes de gobierno. “Maldito
tequio” Lo llamó un indígena inconforme en documento histórico…
En el presente, ante el escandaloso rezago
educativo de Oaxaca donde aún hay comunidades con más del 50 por ciento de
analfabetas, ¿cómo no acudir al tequio? “Alfabetización para el bienestar” lo
llama la Secretaria de la Cultura de Oaxaca (Circular SEP
001-Alfabetización_230504_193010[1].pdf)
y para llevarse a acabo cada dependencia del gobierno estatal debe mandar a 10
“voluntarios” a los pueblos, y como todo tequio los gastos corren por los escogidos. Un especialista
llamó este proyecto alfabetizador de “limosna educativa cuya poca eficiencia no
se cuestiona,” y recordó otro ejemplo de ineficiencia y mala planeación: “Hace dos años en
una reunión del Instituto para la Educación de los Adultos, se dijo que, en
Aguascalientes, de 700 adultos que concluyeron la secundaria, sólo nueve
siguieron a la preparatoria.”
Otro
ejemplo que se olvida fue la alfabetización llevada a cabo por maestros
cubanos, tan generosa obra no contó con seguimiento ya de parte del gobierno, y
se regresó a la desigualdad educativa, a no saber leer ni escribir.
En un régimen capitalista por moderado que sea
¿será posible lo que propone AMLO y los que aún insisten en la vía electoral para
ir logrando “enfrentar la actual decadencia tomando en cuenta los valores del México
profundo, es decir, con una modernidad forjada dese abajo y para todos?”